El ministro de Seguridad dio a ver en días anteriores que su su posicionamiento político será enfocado a perseguir al narcomenudeo comunitario, pero dejando a la libre el tráfico internacional de drogas, esto según sus declaraciones dadas hace unos días atrás a la prensa sobre su plan de trabajo.

Las comunidades de este país son diversas, las mismas comparten códigos y formas de interacción, por ejemplo, han aprendido a dudar de todo aquello que sea ajeno a su cotidianeidad, es decir, siempre hay alguien que observa algo, que sabe algo, que tiene un conecte con alguien. Otro dato relevante, es que en las comunidades hay pequeñas estructuras comunitarias articuladas para la vivencia y comercialización de lo clandestino, brindan servicios para el goce y el comercio, siendo amparadas por el silencio de sus clientes y sus vecinos, también es importante aclarar que, aunque se roce en lo clandestino este tipo de comercio viene a ayudar directamente en la económica familiar que por lo general se encuentra fuera del lazo social o de la formalidad y que a través de otro medio no les es posible entrar en la lógica comercial.

No es que piense que lo comunitario no debe ser intervenido, claro que sí debe serlo, pero que va a suceder después de la represión policial y unas cuantas personas privadas de libertad, eso devolverá la seguridad a la vida comunitaria. Desde una visión sesgada, desde la mirada estructuralista y criminalizadora esa sería la solución, según como lo mira el ministro de Seguridad.  Y pienso aquí será que la seguridad de un país, de una comunidad, de una región no tiene que ver con tener fuentes de empleo digno, oportunidades culturales y recreativas, espacios de encuentro y formación, espacios de promoción de la salud integral entre otras.

Lo comunitario merece una intervención articulada, inteligente y cercana a sus realidades para minimizar la resonancia de violencia que traerá la represión policial en la vivencia de estas, ya el narcomenudeo siembra silencio y terror. Y aquí enfatizo es inteligencia policial, es seguridad ciudadana, no es sencillamente una represión policial articulada por el Ministerio de Seguridad Pública y el Poder Ejecutivo de turno para salir del pazo a la empleabilidad y violencia que sostienen las estructuras del narco.

Por otro lado, esbozarse tan abiertamente y decir "vamos tras el narcomenudeo" sin tener una posición metodológica de intervención, sin conocer cuáles son los objetivos y alcances que tendrá una intervención como esta en la vida comunitaria, es promover aún mucho más el pánico de quienes viven inmersos ya de por sí en este tipo de interacciones.  Las comunidades en general tienen derecho a ser vistas desde una mirada de los derechos humanos, aquí pienso quizás que se debe empezar a profundizar en este país, sobre ¿Cuáles son los derechos comunitarios? ¿Qué se entiende por derecho y desarrollo comunitario? La comunidad es un espacio territorial que tiene códigos, leyes, costumbres, tradiciones, formas de comportamiento entre otras, es necesario tomar en cuenta estas realidades para una eventual intervención a gran escala, por lo general la consulta comunitaria desde la mirada policial no es tomada en cuenta.

En esta misma  línea,  surge aquí una pregunta ¿a qué le podemos llamar derecho comunitario? sino es todas aquellas interacciones propias de la comunidad, que tienen su saber interno, hay comunidades de comunidades, existen algunas muy cerradas sostenidas por las lógicas patriarcales de interacción y otras más abiertas e incluso feministas pero todas comparten algo en común tienen derecho a ser escuchadas desde su propia historia, para que la intervención no sea estructuralista, sino más bien horizontal si de cambiar realidades se trata.

¿Están las comunidades de Costa Rica preparadas para recibir la persecución policial que anuncia el ministro de Seguridad? ¿Tienen derecho a ser avisadas? Hacerlo sin inteligencia policial, sin consulta comunitaria podría desencadenar una ola de violencia con la intervención.  Con ello, no se quiere decir, que se esté en contra, al contrario, hay que intervenir con inteligencia y bajo una estricta cultura de paz, respetando costumbres y tradiciones, quizás pensar antes de actuar si la intervención ¿es una operación para la integración de la sombra comunitaria o para hacer aún más grande el trauma comunitario?

Finalmente, sí señor ministro de Seguridad, haga intervención comunitaria a nivel policial, pero con una mirada enfocada en los derechos humanos, en el derecho comunitario, la justicia restaurativa, la ocupación laboral, la promoción de espacios para la recreación y el deporte, en la prevención y promoción de la salud integral, hagan un plan nacional de intervención comunitaria para abordar la violencia, el desempleo y el narcomenudeo y sobre todo no olvide señor ministro a las estructuras más firmes, pequeñas y con poder que tienen peso  y respaldo en lo político, lo económico y lo  judicial, no olvide a los llamados peces gordos de ciudad.

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