Primero, aprovecho esta columna de opinión para enviar un cordial saludo a las personas agricultoras costarricenses, en conmemoración de su día, celebrado el pasado domingo 15 de mayo.

Como hija de Cartago, provincia en la que se cosecha el 86% de la producción hortícola nacional, no puedo dejar de agradecerles su esmerado trabajo, que siembra desarrollo económico y, sobre todo, garantiza los alimentos diarios a toda Costa Rica.

A propósito de ello, quiero hacer pública una grave denuncia, sobre el peligroso desabastecimiento de alimentos básicos en el sistema hospitalario costarricense.

Según el oficio DG-1121-04-2022/HRCG-DAF-0721-04-2022, con fecha 18 de abril de este año, suscrito por los señores Taciano Lemos y Josué Cerdas, directores del Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, se informa sobre el faltante de vegetales frescos, tortillas, carnes, pollo, pescado, productos lácteos y jugos, por una serie de incumplimientos, de los que se señala como responsable al Consejo Nacional de Producción (CNP).

La alimentación terapéutica de los pacientes y personal de los hospitales se está viendo entorpecida —señalan los directores— por odiosa burocracia.  Esta situación también está afectando la alimentación del Banco de Sangre, la aplicación de Quimioterapia, la Consulta Externa, el Servicio de Emergencias y pacientes de otros hospitales, entre otros servicios.

De acuerdo con la citada misiva, esto ha provocado fallos en la planificación nutricional del menú y cambios drásticos en la dieta de los pacientes, cuestión que obliga a incumplir con los tratamientos indicados.

Esta situación, ha afectado la logística general de trabajo del hospital y, por ende, la prestación y acceso universal al servicio de salud.

Mientras tanto, hay que visitar las zonas rurales de este país para constatar de primera mano, las enormes necesidades que enfrenta la agricultura, principalmente en materia de comercialización y la obtención de precios justos en un mercado que privilegia intermediarios y limita al productor, en una actividad que resulta indispensable para garantizar la sostenibilidad alimentaria del país y que da empleo a 1 de cada 3 trabajadores en las zonas rurales.

No es aceptable que, por un lado, tengamos instituciones desabastecidas de insumos alimenticios. Mientras que, por el otro, tenemos personas trabajadoras del sector agropecuario que precisan vender sus productos a precio justo y en mejores condiciones.

Por tal razón, estoy solicitando explicaciones y acciones a los jerarcas del CNP y la Caja Costarricense del Seguro Social, para que resuelva pronto este delicado asunto. Estaré dando el seguimiento oportuno en procura de garantizar una alimentación digna a cualquier paciente y a todo el personal de salud; así como también, para que, en apego al espíritu de la Ley Orgánica del Consejo Nacional de Producción, se asegure que los mecanismos estatales para el fomento del sector agropecuario funcionen.

Desde un alto riesgo de desabasto de granos básicos como el trigo, hasta una desbordada crisis logística que atenta con mayores costos y entregas oportunas de alimentos, como resultado de la injustificada guerra de Rusia a Ucrania, nuestro sector agropecuario puede colapsar a cortísimo plazo; si antes, no logramos concretar una agenda de carácter urgente que diseñe una ruta de solución y estímulo al agro costarricense.

Insto a las comisiones de Asuntos Agropecuarios y de Control de Ingreso y Gasto Público de la Asamblea Legislativa, en esta última donde existe una investigación sobre el CNP abierta al respecto, a darle atención inmediata. Me pongo a disposición para colaborar en cualquier esfuerzo que se haga para trabajar el tema agroproductivo, ligado a otros de suma importancia, como el derecho fundamental a la salud.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio.