El presidente de la Asamblea Legislativa, Rodrigo Arias Sánchez, respondió al cuarto y último informe de labores que el presidente de la República, Carlos Alvarado Quesada, leyó este lunes ante el Congreso que asumió funciones ayer 1 de mayo.

Como es tradición, tras la lectura del informe por parte del Presidente de la República corresponde a quien dirige el Primer Poder de la República dar una respuesta institucional.

Arias Sánchez afirmó que tras escuchar la última rendición de cuentas de Alvarado, le corresponderá a la historia "dar un juicio definitivo de su paso por la presidencia de la República", pero que mientras ese momento llegue, el pueblo ya habló a través de las urnas. 

En tanto ese dictamen llegue, el pueblo ya ha pronunciado un duro fallo en las urnas, negando a su partido la participación en esta Asamblea Legislativa. El soberano juzgó así, con severidad, acciones de su gobierno que atentaron, en su momento, contra el ámbito de la privacidad ciudadana. Bajo errados pretextos tecnicistas de asegurar eficiencia a las políticas públicas, las acciones de la UPAD fueron inaceptables intervenciones que invadieron la intimidad de los hogares. Con toda justicia, la opinión pública así lo censuró.

Arias también le reprochó a Alvarado como "imperdonable" que la rendición de cuentas careciera de razones válidas para haber dejado sin conexión digital a más de medio millón de estudiantes durante la pandemia, a pesar de existir los recursos para darles conectividad.

"Fueron deficientes las medidas para superar la brecha de conectividad y el apagón educativo que condena al aislamiento a la población más necesitada. Eso agrava las condiciones de movilidad social de las familias más pobres y en los lugares más alejados, donde saldar la deuda de desarrollo es más apremiante", señaló.

Hasta ahí el presidente del Congreso dejó sus críticas al mandatario saliente, pues pasó de seguido a asumir "el sentido de continuidad democrática" y "darle continuidad a los hitos positivos de su mandato".

En primer lugar, resaltó las medidas de ajuste presupuestaria que se pusieron en marcha a pesar de su impopularidad, ya que respaldaron los ajustes que fueron necesarios "para evitar que el país se fuera por la borda".

Es de nobleza reconocer esa actitud loable que debemos emular. Sin miramientos politiqueros respaldaron al país bajo su conducción, y reconocieron que era a la patria que sacaban a flote con sus votos y no a una administración.

Arias también destacó la aprobación durante este gobierno de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, con la inclusión de una regla fiscal y, en ese mismo orden, la Ley de Empleo Público: "Ambas iniciativas forman parte de los elementos que hicieron posible un acuerdo con el FMI, sin despidos ni reducción de salarios, sin privatizaciones y sin aumento del IVA".

Igualmente, celebró la reforma del Reglamento de la Asamblea Legislativa, en especial el acto de desprendimiento de las fracciones minoritarias que lo permitieron.

Nosotros, y creo que también la historia, debemos ser generosos y ecuánimes en agradecer a su administración, sr. presidente, el manejo sanitario de la pandemia. A pesar de todas las carencias administrativas, financieras, institucionales y de infraestructura, Costa Rica fue ejemplo de firmeza cuando fue necesaria. Se brindó solidaridad social cuando fue exigida por la parálisis económica y se minimizaron las pérdidas humanas gracias a preclaras decisiones de vacunación, sin las cuales los impactos sanitarios pudieron haber sido más devastadores.

Arias afirmó que el gobierno de Alvarado estuvo a la altura de las tradiciones ecológicas y de defensa ambiental iniciadas hace ya más de 30 años por administraciones precedentes.

Esa continuidad democrática, con la que usted supo vincular su administración, puso muy en alto el prestigio de Costa Rica y por ello el país está agradecido.

El presidente del Congreso también destacó el fuerte impulso a obras de infraestructura iniciadas en gobiernos anteriores y que la administración de Alvarado tuvo el acierto de proseguir y, en algunos casos, de culminar.

"Todo eso fue posible porque hubo diálogo, se buscaron consensos y se alcanzaron acuerdos en condiciones difíciles. Eso marcó un estilo de gobernanza que se debe profundizar en la misma esencia de lo que los y las costarricenses esperan, desean y necesitan: una profunda reforma del Estado", agregó.

Arias le dijo a Alvarado que con la misma sinceridad y firmeza con la que le han señalado falencias, quieren también despedirlo con respeto y reconocimiento: "Gobernó con vientos en contra y en aguas encrespadas. Muchas decisiones amargas hicieron incluso más difícil la conducción de la nave".

Por eso, al tiempo que le despedimos, nos aprestamos ahora a rectificar el curso cuando el horizonte que buscamos así lo exige. Y precisamente porque vivimos en tiempos de escasez material nos corresponde compensar nuestras carencias con caudales escondidos en el alma nacional. No está en el subsuelo el tesoro que nos ha hecho especiales, sino en la formidable capacidad costarricense de forjar grandes entendimientos cuando nos apremian las crisis.

Finalmente, el presidente de la Asamblea anunció que extenderán los límites de sus posibilidades y los propósitos hasta los extremos de lo factible, pues solo así son capaces de ese esfuerzo colectivo.

Descubriremos el consenso que la patria nos exige para impulsar cambios razonables, socialmente apropiados, financieramente sostenibles y sobre todo urgentes para el futuro del país.