La Universidad de Costa Rica (UCR) acordó este 18 de febrero que toda persona usuaria de las instalaciones universitarias deberá contar con el esquema de vacunación completo, pero decidió eliminar las medidas de distanciamiento físico en las actividades académicas y las restricciones de aforo

Según lo establecido en la Resolución de Rectoría R-50-2022, para el I Ciclo de 2022, que inicia el 28 de marzo, se busca promover la mayor presencialidad de la actividad universitaria y un mayor grado de responsabilidad individual y colectivo para el manejo del contagio.

La UCR justifica que la vacunación completa busca proteger a la comunidad universitaria de una enfermedad grave y de la mortalidad asociada con la enfermedad Covid-19.

“La decisión reconoce que la emergencia sanitaria está aún presente, y que el regreso a clases a nivel nacional y la circulación incrementada de la variante ómicron siguen siendo factores de riesgo para el regreso a la modalidad presencial", explica la institución académica en un comunicado a la prensa.

De esta disposición se exceptúan todas aquellas personas que cuenten con alguna contraindicación médica para recibir la vacuna y aquellas que asistan al campus universitario a aplicarse la vacuna en los centros establecidos para tal efecto.

Para completar la información de la vacunación, las personas estudiantes deberán hacerlo a través de una declaración jurada en la plataforma virtual de matrícula (Ematrícula).

Como medidas de protección, se solicitará el uso de las mascarillas de tres capas en todas las actividades académicas y mediante el apoyo de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil se generarán mecanismos para que todo el estudiantado adquiera este tipo de cubrebocas.

También se programarán recesos de 10 minutos por cada 50 minutos de clase en aulas, talleres o laboratorios, con el fin de propiciar la ventilación y sanitización y deberá procurarse en todos los espacios la mayor ventilación natural posible.

El rector de la Universidad de Costa Rica, Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta pide a los y las estudiantes participar de la reflexión sobre el tema de la vacunación, uno ciertamente polémico en la sociedad actual.

Somos una institución educativa y como tal nos interesa contribuir a generar conocimientos sobre este proceso y que la sociedad costarricense y sobre todo algunos pequeños grupos comprendan el valor de la ciencia y las vacunas para la salud y el desarrollo del país".

Base legal

Sobre la base legal de la decisión la UCR explica que Oficina de Bienestar y Salud, mediante criterios emitidos en setiembre y noviembre, brindó el criterio técnico y sanitario en la que se apoya la vacunación en la comunidad universitaria.

También detalla que la Oficina Jurídica indicó que es posible para la Universidad de Costa Rica solicitar el esquema de vacunación a las personas funcionarias y, que por tratarse de un tema de salud pública, la medida podría ser extensiva a la población estudiantil.

Por último, explican que la Sala Constitucional ha sostenido una línea jurisprudencial que indica que los mecanismos para verificar la vacunación por Covid-19 persiguen un fin constitucionalmente legítimo, a saber, el voto 9067-2011 del 8 de julio anterior que cita:

(…). Esta Sala ha reconocido, en primer lugar, la importancia de la vacunación como parte de la asistencia sanitaria esencial que debe garantizar el Estado costarricense en aras de proteger el derecho fundamental a la salud de todas las personas, y, en segundo lugar, que el resguardo de la salud pública y la prevención de las enfermedades constituye un fin constitucionalmente legítimo que puede justificar válidamente la obligatoriedad de las vacunas. (…). Se constata, de esta forma, que en el ordenamiento jurídico costarricense se incorporan diversas cláusulas jurídicas que establecen un régimen general de obligatoriedad con respecto a la vacunación, con especial énfasis en el caso de la niñez, en razón de la vital importancia de la inmunización para la prevención de enfermedades individuales y colectivas (epidemias). Y es que la vacunación ha demostrado ser un método idóneo y eficaz para prevenir brotes epidémicos y contagios a nivel individual, así como para controlar e, incluso, erradicar enfermedades que suponen un grave riesgo para la comunidad (p. ej.: la viruela).