En días recientes, se ha suscitado una reacción al anuncio del Banco Central de que obligará a los usuarios de tarjeta a digitar su código PIN (Personal Identification Number) cada vez que vayan a un comercio y paguen más de ₡30.000 colones, aduciendo razones de seguridad. Una parte de la población no acepta esa medida. Pero ¿por qué oponerse?

En primer lugar, porque el Estado está en la obligación de darnos reglas claras.

Este año, la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica aprobó un nuevo “Reglamento del Sistema de Tarjetas”, mediante el artículo 7, del acta de la Sesión #6043-2022, celebrada el 12 de enero de 2022, y publicado en el Alcance 5 a La Gaceta #8 del 14 de enero de 2022. Este nuevo Reglamento retrocede todo lo que el país avanzó en el pago con tarjeta sin contacto, y ahora exige que toda operación de pago por un monto mayor a ₡30.000, requiera de la autenticación por parte del propio cliente, ya sea plasmando con su dedo su huella digital, o digitando con sus dedos su código PIN (número de identificación personal asignado por el Banco emisor), en los botones o teclas del datáfono de cada comercio en que realice sus compras, sin importar que para esa compra se utilice una tarjeta con chip para pago sin contacto.

Pero el Estado costarricense también declaró un estado de Emergencia Nacional por la pandemia, mediante el Decreto Ejecutivo 42227-MP-S del 16 de marzo de 2020. Ese decreto está vigente y no se vislumbra que vaya a ser derogado pronto. En consecuencia con el decreto, el Ministerio de Salud adoptó medidas sanitarias de contención del brote epidémico. Estas medidas sanitarias responden a las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y a los pilares del Plan Estratégico de la OMS, entre otras:

  1. Prácticas de higiene: lavado de manos, exigencia de mascarillas, y limpieza de superficies de contacto.
  2. Distanciamiento físico, teletrabajo y restricción vehicular.

El Banco Central fue una de las instituciones que participó activamente en la contención de la pandemia, llegando a afirmar que:

G. En línea con esa tendencia mundial, el Banco Central considera que una medida para disminuir los riesgos de contagio del Covid 19 es que los clientes utilicen las tarjetas (débito/crédito y prepago) de pago sin contacto (contactless), en la mayor cantidad posible de transacciones, al momento de pagar su transacción en el comercio, razón por la cual complementariamente se requiere incrementar el monto de la transacción de pago rápido definida en el Reglamento del Sistema de Pagos”. Artículo 6 del Acta de la Sesión #5929-2020, de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica, celebrada el 15 de abril de 2020.

A pesar de lo anterior, y de la vigencia de la emergencia sanitaria que vive Costa Rica y el mundo, el Estado ahora dicta una nueva disposición, obligándonos a todos los ciudadanos tarjetahabientes que realicemos transacciones mayores a ₡30.000, a tocar con nuestro cuerpo botones y teclas de comercios, que son superficies de uso público generalizado, y que pueden ser vectores de enfermedades, bacterias y virus, en contra de las recomendaciones técnicas de salud que el mismo Estado y la OMS nos ha venido inculcando.

Así las cosas, estamos ante una “antinomia normativa”; las normas citadas incurren en la contradicción de que —aunque la mayor parte de los tarjetahabientes cuenta con una tarjeta para pago sin contacto físico, y la gran mayoría de las operaciones de pago con tarjeta en el país son sin contacto físico— después de hacer el pago por más de ₡30.000 sin contacto debe validarse la transacción haciendo contacto físicamente en un lector dactiloscópico de uso público indiscriminado para plasmar la huella, o bien digitar con los propios dedos haciendo contacto en un teclado de uso público indiscriminado los cuatro dígitos del PIN del usuario.

Como dijimos inicialmente, el estado de emergencia nacional decretado el 16 de marzo de 2020 por el Gobierno de Costa Rica debido a la pandemia por COVID-19 no ha concluido, y no hay ningún experto en salud en todo el mundo que se aventure a dar una fecha en que pueda darse por superada.  Los lineamientos de salud dados durante la pandemia no han perdido vigencia, y algunas de ellos seguirán practicándose al haber demostrado que lograron quitar presión al sistema de salud de algunos padecimientos. Mal hace el Estado en dar marcha atrás sobre sus propios pasos, invalidando sus propias disposiciones de salud.

Los costarricenses hemos hecho muchos sacrificios durante esta pandemia, y lo justo es que se proteja el resultado de esos sacrificios.  Por eso, pedimos congruencia y reglas claras.

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