Los sistemas políticos para el tico promedio suelen clasificarse como izquierda o derecha, inmediatamente nuestro cerebro los encaja y compara con el peor ejemplo existente, la Venezuela de Maduro o el Brasil de Bolsonaro, saltan como referencias obvias. No cabe duda de que esos dos escenarios solo causan repudio para cualquiera de los dos bandos. Pero si damos un ligero paseo por el pasado reciente de países que no nos causan esas repulsiones, quizás podríamos mejorar nuestra percepción de nuestro entorno, hacia dónde queremos ir y qué errores querremos evitar.
El caso de Corea de Sur resultaría interesante para muchas personas. Hace 35 años era una nación con baja escolaridad, altos índices de pobreza y vivían en una dictadura autoritaria. En la actualidad es potencia económica, con excelente educación y un sistema democrático estable y con tendencia liberal. Sin embargo, los hogares adeudan más de 1,54 billones de dólares y es uno de los países con más suicidios en el mundo, provocando una percepción pesimista e infeliz por parte de la mayoría de su población
Si ahora nos vamos a Uruguay, podríamos ver otro escenario. Desde hace cerca de 20 años el país registra una de las mejores calidades de vida, igualdad y democracias de América. Es considerado una de las economías más prosperas de América Latina. Durante los últimos tres gobiernos, con tendencia socialista han puesto al país como unos de los menos desiguales de la región. Sin embargo, al igual que Corea del Sur, presenta una tasa de suicidios de las más altas del mundo.
Como podrá notarse cualquier sistema político puede dar bienestar a una nación, sin importar cuál sea su ideología. El reto es hacerlo basándose en una política democrática, transparente y por supuesto, conociendo su idiosincrasia. Todos queremos tener un sistema político y económico fuerte, pero si me preguntan, la mayoría de nosotros no queremos ser prósperos y ricos si vamos a ser infelices.
Los países nórticos “social democráticos” poseen unos de los índices de felicidad más altas del mundo según las Naciones Unidas, de acuerdo con el ingreso per cápita, percepción de la corrupción, expectativa de vida, apoyo social, libertad para tomar decisiones y generosidad de la población. Entonces en las puertas de las elecciones, nos preguntaremos, ¿es importante las ideas fragmentadas y atemorizantes de izquierda o derecha? Detengámonos un poco y valoremos si estos aspectos para medir el grado de felicidad de una nación los comparte algún partido político y sin hacer caso a esos sesgos ideológicos y manipuladores, elijamos qué nos haría ser próximamente el país más feliz del mundo.
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