El Economist Intelligence Unit presentó este jueves un documento sobre el estado de la democracia en el mundo, en el que los países del norte de Europa aparecen en los primeros lugares.
En América Latina y el Caribe, Uruguay aparece en el lugar 13, como una democracia plena. En la misma situación aparece Costa Rica, ubicada en el lugar 21 del mundo.
Chile tuvo una caída que la llevó de una “democracia plena” a una democracia defectuosa, ubicándose en el lugar 25 en el ranking, debido a la “escasa participación en sus elecciones”, se indica en el informe.
Más abajo, pero con el mismo concepto, aparecen Brasil (47), Panamá (48), Surinam (49), Argentina (50), Colombia (59), República Dominicana (60) y Perú (71).
En un tercer escalón aparecen las democracias híbridas: Paraguay (77), El Salvador (79), Ecuador (82), México (86), Honduras (92), Bolivia (98) y Guatemala (99).
Por último, está la clasificación de los gobiernos autoritarios. En la región aparecen Haití (119), Nicaragua (140), Cuba (142) y Venezuela (151).
Según el informe, América Latina “sufrió un gran retroceso en 2021” y se observó una caída en la puntuación de la cultura política. “Esto refleja el descontento de la población con la gestión de los gobiernos de la pandemia de coronavirus, que amplió una tendencia preexistente de creciente escepticismo sobre la de la capacidad de los gobiernos democráticos para abordar los problemas de la región y de la creciente tolerancia hacia de los gobiernos democráticos y de la creciente tolerancia a la gobernanza autoritaria”, afirman los autores.
“El compromiso cada vez más débil de América Latina con una cultura política democrática ha dado lugar al crecimiento de populistas antiliberales, como Jair Bolsonaro en Brasil, Andrés Manuel López Obrador en México y Nayib Bukele en El Salvador, además de fomentar regímenes autoritarios en Nicaragua y Venezuela”, se indica en el documento.
Retroceso mundial
A nivel global, el informe señala que la democracia continuó en declive en 2021. “Más de un tercio de la población mundial vive bajo un régimen autoritario, mientras que solo el 6,4% disfruta de una democracia plena. La puntuación global cayó de 5,37 a un nuevo mínimo de 5,28 sobre diez. La única caída equivalente desde 2006 fue en 2010, tras la crisis financiera mundial”, se explica en el informe.
Los países nórdicos -Noruega, Finlandia y Suecia- siguen dominando los primeros puestos de la clasificación y tres países asiáticos ocupan los últimos lugares: Corea del Norte fue desalojada del fondo de la tabla luego del golpe de Estado en Myanmar y el regreso de los talibanes en Afganistán
Metodología
La encuesta anual califica el estado de la democracia en 167 países sobre la base de cinco medidas: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política democrática y libertades civiles. El relevamiento se lleva a cabo desde 2006.
Se realiza una puntuación de acuerdo a las siguientes áreas: si las elecciones nacionales son libres y justas; la seguridad de los votantes; la influencia de las potencias extranjeras en el gobierno; la capacidad de la administración pública para aplicar las políticas.
Se considera una democracia plena, a aquel país en el que se respetan las libertades políticas y civiles básicas. Los medios de comunicación son independientes y diversos. Existe un sistema eficaz de controles y equilibrios. El poder judicial es independiente y las decisiones judiciales se hacen cumplir.
Las democracias defectuosas son países que tienen elecciones libres y justas pero con algunos problemas como infracciones a la libertad de prensa. Existen "debilidades significativas" como “problemas de gobernanza, una cultura política poco desarrollada y bajos niveles de participación política”, se explica en el informe.
Los regímenes híbridos implican que las elecciones presentan “importantes irregularidades que a menudo impiden que sean tanto libres y justas. La presión del gobierno sobre los partidos y candidatos de la oposición puede ser habitual”. “La corrupción tiende a ser generalizada y el Estado de Derecho es débil” al igual que la sociedad civil. Se registra situaciones de acoso y presión a los periodistas, y el poder judicial no es independiente.
En tanto los regímenes autoritarios son estados en el que el pluralismo “está ausente o muy limitado". "Las elecciones, si se celebran, no son libres ni justas. (...) Los medios de comunicación suelen ser de propiedad estatal o están controlados por grupos relacionados con el régimen en el poder. Hay represión de las críticas al gobierno y censura generalizada. No existe un poder judicial independiente”.
