Por Natalia Cordero Laitano – Estudiante de la carrera de Odontología
Muchas veces la consulta odontológica es asociada como una experiencia dolorosa e incómoda lo cual puede llegar a influir el comportamiento de los seres humanos, especialmente en los niños. Sentimientos como el miedo, la ansiedad y las experiencias traumáticas previas pueden interferir durante la realización de tratamientos odontológicos. Para iniciar la Real Academia Española (2021) define al miedo como una emoción que se siente cuando una persona se encuentra ante la presencia de una amenaza, mientras que la ansiedad se define como una sensación de un peligro que está por suceder. Por lo general este sentimiento está acompañado de inquietud, temor, nerviosismo, preocupación e incluso pánico.
En la rama de odontopediatría es fundamental que el odontólogo sea capaz de manejar el comportamiento del niño, ya que dicho comportamiento influye en el éxito o fracaso de los tratamientos a realizar. La empatía del operador es primordial para obtener un comportamiento colaborador por parte del niño. (Araujo, 2018). ¿Pero los padres influyen con el comportamiento del niño durante la consulta dental?
Durante la consulta odontológica la presencia de los padres puede llegar a ser de gran ayuda, sin embargo, si el padre tiene un comportamiento ansioso puede llegar a repercutir de forma negativa en el comportamiento del niño y dar como resultado el fracaso del tratamiento. Esto es debido a que la conducta de los niños es moldeada por la conducta de los padres, quienes ejercen influencia en la personalidad del menor.
Un comportamiento sobreprotector por parte del padre también afecta el manejo del niño debido a que, por evitar que su hijo sufra y crear un “mundo ideal” para sus pequeños, provoca que los niños siempre acudan al refugio del padre para evitar la revisión por parte del operador. Incluso en ocasiones los padres pueden llegar hasta posponer las citas dentales para evitar ver sufrir a su hijo, sin embargo, lamentablemente la condición que puede presentar el paciente puede verse severamente afectada con el paso del tiempo.
Otra conducta que deben evitar los padres es utilizar la consulta dental como un castigo cuando el niño se comporta de una forma inadecuada. Muchos padres para evitar que el niño haga un berrinche hacen referencia a que los van a llevar al doctor o al dentista para que los inyecte, lo cual les va generando una predisposición a la hora de acudir al odontólogo porque ya van con la idea que los van a inyectar y les va a doler.
Un error muy común que cometen los padres es el no cuidar de los dientes deciduos de sus hijos debido a que tienen el pensamiento de que de todos modos se les van a caer. Esto conlleva que los niños no tengan hábitos de higiene adecuados y, por ende, necesiten de tratamientos curativos importantes y el niño se muestre incómodo ante dichos procedimientos. Además, muchos padres llevan a sus niños al odontólogo cuando presenta dolor o problemas, cuando una asistencia periódica al dentista previene y controla los potenciales problemas que el niño podría presentar.
En conclusión, el odontólogo no es el único responsable de un adecuado manejo del comportamiento del niño durante la consulta dental, los padres tienen mucha influencia en su comportamiento. Lo más recomendable es llevar a los niños periódicamente al dentista con el fin de crear un ambiente adecuado, además de seguir las recomendaciones del odontólogo con el fin de que el niño reciba tratamientos preventivos y no curativos, lo cual lleva a una mejor experiencia en el consultorio dental.
