Por Kenneth Serrano Granados – Estudiante miembro del Club The Great 28 de ULACIT
De acuerdo con Lazzarato (2006) “las tecnologías no valen sino por las fuerzas que se las apropian” (López, 2015, p. 25). El uso de las redes sociales en el mundo se ha intensificado con fuerza en los últimos años y actualmente, más que nunca, las personas pueden intercambiar opiniones y experiencias de forma masiva e inmediata en múltiples temas. Las funcionalidades de las redes sociales permiten una interrelación de las personas que va más allá de un contenido de entretenimiento, sino que incide en los pensamientos y acciones de los distintos actores sociales. De este modo, siguiendo a García, del Hoyo y Fernández (2014), “estos nuevos canales han cambiado los parámetros de la comunicación entre individuos y colectivos, permitiendo que el diálogo se democratice y multiplique exponencialmente” (Briceño, 2015, p. 2).
En nuestra sociedad cada ciudadano tiene derechos y deberes constitucionales que se deben cumplir; sin embargo, en ciertas ocasiones y por diversos motivos, se convierte en una necesidad de la población exigir sus derechos, reclamar la transparencia y rendición de cuentas, incentivar cambios sociales en beneficio del bienestar colectivo o demandar mayor legitimidad de las instituciones públicas. Es en estos escenarios donde las redes sociales se han convertido en fuertes voces, aliadas de los ciudadanos para manifestarse en favor del cambio.
En ese sentido, considero que las Redes Sociales no sólo son una expresión de la forma de relacionarse, sino que son capaces de incidir en ésta, formando movimientos de masas con objetivos comunes, permitiendo su organización y, en consecuencia, la proliferación de protestas sociales dentro del espacio digital, fenómeno conocido como activismo digital, el cual, en ocasiones, puede salir de ese espacio (Briceño, 2015, p. 2).
No obstante, existen quienes piensan que las redes sociales no siempre promueven las manifestaciones justas y pacificas, sino que también presentan ciertos detrimentos en algunas manifestaciones para la democracia, mediante lo que se conoce como “fake news” o noticias falsas. Para Chulvi (s. f.), este fenómeno representa un problema debido a que “este tipo de noticias alteradas, falsas o distorsionadas propician que la sociedad no pueda ponerse de acuerdo sobre los hechos que permitan construir la opinión pública en la democracia (Galán, s. f., p. 3). Para atacar este problema se ha propuesto erróneamente limitar la libertad de expresión de los ciudadanos, ignorando que “la solución no se encuentra en aumentar las restricciones a la libertad expresión, sino en diseñar mecanismos más agiles, que por un lado proporcionen una oferta informativa más amplia y de fácil acceso para la ciudadanía (Galán, s. f., p. 5).
Las redes sociales han abierto un espacio comunicativo masivo que permite al colectivo social tener acceso a gran cantidad de información de manera sencilla, facilita la expresión de ideas y genera vínculos en la ciudadanía provocando una participación social más activa. Por consiguiente, se puede aducir, como Rovira (2012), que las redes sociales “significaron un cambio en el modus operandi de los movimientos sociales, ayudándolos a estructurar y reunirse, de una manera rápida y más ordenada, permitiendo una enorme eficacia para convocar de forma viral protestas tanto locales como internacionales tratándose de círculos de confianza interpersonal” (Candia, 2014, p. 18). Siempre que se le dé un adecuado uso a las redes sociales en una manifestación justa y pacífica, serán grandes aliadas del cambio, análisis social, efectuación de la crítica, reivindicaciones y la deliberación.
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
Referencias bibliográficas:
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Briceño, R. (2019). La Protesta en Redes Sociales como herramienta para los movimientos sociales. Universidad de Chile. https://orcid.org/0000-0002-4231-6033
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Candia, G. (2014). Las redes sociales y su influencia en los movimientos sociales. Ecorfan Bolivia. http://ecorfan.org/bolivia/series/Topicos%20selectos%20de%20Recursos_VI/Articulo%202.pdf
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Galán, R. (s. f.). Las noticias falsas en redes sociales y sus efectos. Senado del Gobierno de México. http://comisiones.senado.gob.mx/justicia/docs/nombramientos/magistrados/CDMX/REGM/anexo_9.pdf
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López, D. (2015). La organización y difusión de la protesta social en las redes: el #8N. Universidad Nacional de Rosario https://core.ac.uk/download/pdf/61706021.pdf