La ahora exministra de Educación, Giselle Cruz Maduro, acusó a la opinión pública e intereses político-electorales de "satanizar" los cuestionarios de factores asociados de FARO aplicados a estudiantes de primaria y que terminaron con la renuncia de ella como jerarca; de la viceministra académica y del director de Gestión y Evaluación de Calidad.

En su carta de renuncia dirigida al presidente de la República, Carlos Alvarado Quesada, Cruz afirmó que aceptaron el error cometido al someter a los estudiantes a un cuestionario donde se les solicitaban más de 600 respuestas, pero que "la opinión pública y los intereses políticos electorales, satanizan un proceso de pruebas que sigue estándares internacionales. Especialmente los utilizados por el programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE, conocido por sus siglas en inglés como pruebas PISA".

La exministra también criticó a la Contraloría General de la República, a quien acusó de bloquear injustificadamente la Red del Bicentenario, pero a la vez sumarse al coro de la opinión pública con el reclamo de que no hay conectividad en regiones completas del país, "responsabilizando al MEP por esa deficiencia tecnológica nacional, como si los educadores pudiéramos dejar nuestra función esencial para ponernos a sembrar postes y tender cables".

"Lamentablemente nuestro país está atravesando una crisis política compleja, que no permite visualizar con responsabilidad y mirada larga, los intereses supremos de la patria. Un error técnico es suficiente para montar un escándalo político que paraliza a la Asamblea Legislativa y pone en riesgo la agenda de proyectos necesarios que usted como Presidente presentó y lidera, para sacar al país de la crisis fiscal y el estancamiento económico. Esa situación me obliga a elegir entre el interés superior del país, y mi permanencia en el puesto que usted me confío; así las cosas, no dudo un momento para dar un paso al lado, evitando ser pretexto para un escándalo político-electoral que entrabe el ya complejo sistema legislativo", dice la carta de renuncia.

Cruz también aprovechó para dejar manifiesta al presidente su preocupación por el recorte presupuestario que está soportando la educación pública en el país, señalando que no es solo cosa de ahora y del 2022; sino que es lo que se vislumbra para los próximos 10 años.

Es alarmante la forma en que políticos de todos los partidos se unieron para imponerle al sistema educativo público, una regla fiscal de gasto, privilegiando las políticas fiscales sobre una educación de calidad, “que no deje a nadie atrás”, rompiendo una tradición histórica, que considera la educación como una inversión en desarrollo humano, que aporta a la consolidación de la democracia, al progreso económico, a la producción y a la equidad social.

Giselle Cruz dijo que se va del puesto de Ministra "con la frente en alto, como se lo debo a mis hijos y a mis padres", pero que se queda en el MEP, en su puesto en la Dirección Curricular, desde donde seguirá empujando "las transformaciones que permitan alcanzar la educación que merece este país, con el compromiso de siempre y eso sí, con muchas preocupaciones por el futuro de nuestra niñez y juventud".