Por Argerie Flores Vindas - Estudiante de Estudios Generales
Si antes de dejar el mundo, te dieran la oportunidad de estar cara a cara con la muerte ¿qué le dirías exactamente? ¿Saldrían palabras de ruego, pidiendo unos minutos más para pasar con las personas a las que amas? ¿Cuestionarías el por qué con furia? ¿O te quedarías en silencio? Una vez escuché a alguien decir que hablar de la muerte nos ayuda a vivir, una frase un tanto irónica, pero que sostiene mucha verdad. Y es que nadie está preparado para dejar de vivir, y hablar de ello nos provoca temor y tristeza. Nos han enseñado a temer a la muerte cuando en realidad, todo este tiempo tuvimos que haber aprendido, el arte de morir.
No fumes porque consumirá tus pulmones hasta morir, no cruces la calle sin mirar ambos lados porque te atropellaran. Nos enseñan mil maneras de evitar lo inevitable, aun cuando sabemos que la muerte llega como un ladrón a una casa, nos enseñaron a temerle a lo desconocido. Pero si es algo que no conocemos, ¿por qué deberíamos temerle en primer lugar? Mi intención no es romantizar la muerte, ni ponerla en el pedestal que le pertenece a la vida, todo lo contrario. Porque ya la muerte tiene su propio pedestal, uno que se relaciona con tragedia y pérdida, y uno al que le otorgamos mucha importancia aun cuando solo se presenta una vez en nuestras vidas.
Lo que intento decir es que aun teniendo toda una vida de ventaja, perdemos el tiempo pensando en cómo evitar su final. Hablar positivamente sobre el momento en el que dejemos de existir y ser conscientes de que es algo que inevitablemente va a ocurrir, nos quita un gran peso de encima, porque huir de la muerte solo logra que estemos muy cansados para disfrutar de la vida.
Si tuviera la oportunidad de estar cara a cara con la muerte antes de partir, no le daría las gracias ni le pediría una negociación para no irme con ella. Probablemente mi canción favorita no sonaría de fondo, ni vería mil imágenes de todo lo que viví como lo muestran las películas. Si estuviera cara a cara con la muerte no haría nada, porque no habría nada que hacer, y trataría de quedar inmersa en la paz que eso transmite. Y es ese, el arte de morir.