¡Qué desastre de día!

La discusión del Presupuesto Nacional se vuelve tan aburrida que los diputados optan por abandonar el Plenario en lugar de escuchar los discursos de sus compañeros. Es la realidad, y así ha sido prácticamente siempre.

No por nada, noviembre se vuelve casi un mes muerto e improductivo y por eso en la reforma constitucional para reordenar los periodos de sesiones, los diputados decidieron que ese mes en el que no pase nada caiga en extraordinarias, así es el Ejecutivo el que carga con las malas estadísticas producto del acaparamiento que hace el presupuesto de la agenda de Plenario.

El problema es que lo de hoy ya no tiene nombre: cuando la diputada María Inés Solís se aprestaba a realizar un discurso de 46 minutos, tras leer algunos párrafos pidió verificación de quorum: solo había 28 presentes. Silvia Hernández ordenó que corriera el tiempo reglamentario para restituir el quórum: cinco minutos, sin embargo, la presidenta también estaba distraída o del todo ausente...