Las personas electas para representar a las y los costarricenses ante la Asamblea Legislativa tienen un gran honor. El hecho de que miles de personas depositen su confianza, sea en los colores de una bandera o bien, en los nombres que vienen detrás, es un ejemplo de por qué nuestro sistema político a pesar de tener muchas oportunidades de mejora es hoy un referente mundial. Precisamente, por la solidez y la confianza que se desprende de tal sistema de elección.
Pero ese honor trae consigo una responsabilidad aún más grande, las personas que legislan tienen la obligación de actuar, ante todo, conforme a la Constitución Política y bajo las leyes de la jurisdicción nacional que les cobija. Probidad, es la palabra clave y si por alguna razón, existe algún reglamento que no va acorde a este principio, debe ser modificado.
Durante mi carrera profesional, he trabajado con la mirada puesta en la importancia de un Gobierno Abierto, no limitado al Poder Ejecutivo, sino, que cubra a todo el aparato estatal, para tener la claridad de cómo se toman las decisiones y a quiénes se busca favorecer con estas. En ese sentido, debemos entonces buscar un horizonte más amplio, debemos ir por un Estado Abierto.
No es de recibo que, tras una sentencia de la Sala Constitucional del 2019 que eliminó varios artículos del Reglamento Legislativo y en la que privaron los principios de publicidad y transparencia como regla general, al día de hoy, en la Asamblea Legislativa, se tomen decisiones a espalda de todos y todas las costarricenses. Si damos nuestro voto de confianza a las personas que están sentadas en las curules, tenemos derecho a exigir rendición de cuentas, pero ¿cómo es esto posible ante el secretismo y la opacidad que ha rodeado las elecciones de magistraturas? Por citar solo un ejemplo.
Es por esto qué, hoy en mi posición de candidata a diputada a la Asamblea Legislativa, por el Partido Acción Ciudadana, hago público mi compromiso de luchar, desde la curul a la que aspiro, por promover el voto público en todas las sesiones del Congreso, basada en mi convicción de que una buena gestión pública se debe hacer desde la transparencia. Y convencida en que esto es lo que nuestro país necesita, para que en un futuro podamos cosechar una democracia, aún más sólida.
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