Costa Rica podrá desarrollar su potencial si promueve que las alianzas publico privadas sean instrumentos que viabilicen financiamiento de iniciativas innovadoras que contribuyan al país a superar desafíos sociales, económicas y ambientales a la vez que mejoren la eficiencia de la inversión pública.
El país vive la peor crisis de los últimos 40 años con relación a sus finanzas públicas, a tal punto que algunas instituciones podrían estar en quiebra técnica el próximo año por la regla fiscal. Esto va a obligar a futuros gobiernos a encontrar mecanismos innovadores de financiamiento para implementar los planes del gobierno. El presupuesto nacional ha sido progresivamente reducido, presupuesto que en los próximos años no crecerá más del 1% o 1.5% anual, a pesar del incremento en las necesidades de inversión en infraestructura, educación, salud y ambiente. De hecho, para cerrar la brecha de infraestructura el país requiere triplicar la inversión actual, ¿Cómo lo vamos a lograr sino es por medio de financiamiento privado o público privado?
Los nuevos instrumentos financieros para el desarrollo, muchos de ellos publico privados, representan fuentes de financiamiento frescos que fomentan eficiencia y la capacidad de ejecución pública. Una gran oportunidad para un país que no solo requiere nuevas fuentes de financiamiento para su desarrollo, pero también que generen más impacto en relación con los objetivos de desarrollo y el bienestar de su población.
Los planes de infraestructura y descarbonización de la economía, por mencionar algunos, no se pueden ejecutar con financiamiento público debido a la rigidez estructural del gasto publico y las importantes limitaciones del espacio fiscal que hoy existen en el país y que perduraran por muchos años. En un país con muchas necesidades y recursos limitados debemos priorizar muy bien nuestras inversiones, a pesar de las dificultades sistémicas que tenemos para conseguir coherencia y consistencia en políticas transversales como es el caso del Plan de Descarbonización. Si el Estado tiene dificultades para priorizar la inversión de los recursos públicos, va a ser difícil hacerlo con los recursos del ámbito o público privados.
Para que el financiamiento privado para el desarrollo, sea doméstico o externo, llegue al país, debemos generar una visión de largo plazo y las condiciones que lo atraigan, como lo hemos hecho con mucho éxito en el sector de la inversión extranjera directa gracias al excelente trabajo de CINDE. Para ello debemos crear condiciones que coadyuben a que las inversiones se alineen a prioridades nacionales, incluyendo todo lo que contribuya a mejorar la gestión fiscal, aumentar la recaudación, y sobre todo para mejorar la calidad, cantidad e impacto del gasto público. Algunos de los instrumentos de financiamiento publico privado que podrían potenciarse en el país son los bonos verdes, bonos de impacto, fondos de blending y fondos de inversión de impacto por mencionar algunos.
El sector financiero de inversión de impacto es un sector en crecimiento, superando el trillón de dólares anual. La participación de la inversión de capital privada en la agenda del desarrollo se potencia por el interés creciente de considerar el impacto en el desarrollo de las inversiones privadas, sobre todo de fundaciones empresariales y filántropos que invierten con una lógica de impact first. Sin embargo, hay una creciente tendencia de los fondos de administración de capitales que cada día buscan aumentar su impacto en el desarrollo, a pesar de priorizar la rentabilidad. Los fondos de pensión son un gran ejemplo de ello, uno de los fondos de pensión de maestros más grandes de Estados Unidos establece que el 25% de su inversión se invierta en proyectos de educación en países en desarrollo.
Apalancado por la marca país, Costa Rica tienen el potencial de ser un laboratorio mundial de inversión de impacto para innovación social y ambiental, en temas como la agricultura regenerativa, la bioeconomía o la economía circular por mencionar algunas, como lo hemos hecho en el pasado con el desarrollo del reconocido modelo de turismo sostenible, la abolición del ejercito en pro de la educación y la salud, la conservación de los bosques por mencionar algunos. Para ello es indispensable crear un ecosistema de políticas que atraigan las inversiones de impacto en áreas con mayor potencial para el país. El gobierno debe ser proactivo en la movilización de los recursos internacionales y concretar iniciativas demostrativas que se puedan implementar en el corto plazo, para generar confianza en estos instrumentos y potencia el desarrollo a escala de los mismos.
Para ello, al igual que debe ocurrir para la implementación de asociaciones público privadas de infraestructura, será necesario desarrollar un plan de inversión con proyectos priorizados (project pipeline) y al menos diseñados con financiamiento de fondos de pre inversión, de la cooperación o con financiamiento privado o público privado.
Es hora de reconocer que los instrumentos financieros tradicionales no dan ni darán para financiar los planes y proyectos de desarrollo nacional. Requerimos liderazgo, compromiso y espíritu emprendedor por parte de jerarcas públicos y privados para concretar iniciativas transformacionales que se desarrollen con mecanismos financieros público-privados a la vez que potencian la creación de un ecosistema de inversión publico privado en el país. De lo contrario, seguiremos siendo responsables de la creciente brecha de inversión pública y las peligrosas desigualdades sociales que siguen ampliándose en el país.
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