Según un reciente estudio del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), el transporte aéreo en Costa Rica genera 155.000 empleos directos, representando ese sector cerca del 9% del PIB de nuestro país, verbigracia de las más de 30 aerolíneas (entre las que se cuentan las domésticas y las internacionales) que operan en los aeropuertos y aeródromos nacionales.

Es la industria aeronáutica costarricense la que más contribuye a la "economía aérea" de la región, aportando $5.000 millones (casi 2 veces el aporte de Guatemala y El Salvador juntos para el mismo periodo); y es que a pesar de la pandemia, y aún cuando por meses tuvimos las salas de abordaje vacías, la aviación costarricense ha sido capaz de adaptarse a la situación mediante ajustes duros pero que aún no son suficientes, de manera que su futuro sólo está garantizado si se adoptaran medidas pro-crecimiento con celeridad.

No han sido pocas las ocasiones en que organismos como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) han sido críticos sobre nuestras políticas relativas al sector de marras; en particular sobre las grandes diferencias en los precios del combustible de aviación con respecto al resto de países de la región, solo por poner un ejemplo.

En una industria donde el combustible representa más de un tercio de la estructura de costos para un operador aéreo, se vuelve imperativo redefinir la fórmula de precios de Recope para que, aún permitiendo márgenes adecuados para nuestra Refinadora, se mantenga el aporte de los combustibles (mediante impositivos) al desarrollo económico y social, pero que al mismo tiempo aporte valor y competitividad a la conectividad y operatividad aérea del país.

Podemos generar y agregar valor a nuestras capacidades aeronáuticas mediante la concepción de una estrategia de abordaje integral donde —entre otras cosas— se sopese:

  • La reducción del impuesto de salida por vía aérea que cancelan los pasajeros internacionales a través de una modificación a la Ley Nº 8316 del 26 de setiembre de 2002 y sus reformas, de manera que se reduzca el impuesto a USD$20.35 (-24,62% / -USD$6,65 de la tasa actual).

Como ese tributo contempla el patrocinio a diversas instituciones y programas que no se pueden desfinanciar arbitrariamente, lo sugerido contempla únicamente la variación del importe correspondiente a la asignación que hace el arancel en favor del Gobierno Central (subinciso 1.a del artículo 2 de la referida ley).

  • De conformidad con el objetivo del VII Plan Nacional de Energía (2015-2030) de "garantizar que el precio de los combustibles sea eficiente y coadyuve a la competitividad del país", así como los objetivos generales del Plan Nacional de Desarrollo Turístico de Costa Rica 2017-2021, se fije de manera permanentela fórmula que da origen al precio del Jet Fuel según lo estableció el Decreto 42352-MINAE y no solo como medida temporal en consideración de las condiciones devenidas de la Pandemia por COVID-19 (si es que en algún momento se pensó en esos términos) y que excluye ese combustible de los productos a los cuales se les traslada en su precio de venta plantel, el monto resultante del subsidio determinado para los productos subsidiados establecidos en el Decreto Ejecutivo 39437.

En ese mismo sentido, conviene igualar los montos por impuesto único al combustible de aviación indistintamente si es JET A-1 o AVGAS toda vez que para el primero, ¢151 colones del monto total por litro, corresponde a la carga tributaria que pesa sobre los combustibles (Según Ley Nº8114 y sus reformas) y el segundo tipo de combustible aporta ¢252 colones para el mismo fin.

Esa igualación resulta indispensable por cuanto las aeronaves que usan AVGAS en su planta motriz son, en su mayoría, las que se consideran como "aviación general" o livianas. Las mismas que son preferidas por los operadores de aviación doméstica nacional (emprendedores de PYMES costarricenses) y que se constituyen ellos en el eslabón final y necesario de la cadena del transporte aéreo al conectar al turista con destinos locales y las terminales internacionales de nuestro país. Es decir, actualmente se le cobra más impuestos a los pequeños empresarios nacionales que a las poderosas aerolíneas internacionales. ¿Donde están la progresión y la justicia tributaria allí?

  • Abordar los obstáculos de nuestra infraestructura, asegurar una eficiente planificación para así responder (y promover) al crecimiento en la demanda de pasajeros y carga. Para ello se requiere de una armonización de los reglamentos, el aprovechamiento de la tecnología disponible para la facilitación de los pasajeros y pensar en grande al no desechar la idea de un mega aeropuerto metropolitano que si bien no es "indispensable" en la actualidad, lo será en los próximos 20 años cuando la cifra de pasajeros en la región se duplique. Se estima que de implementar políticas favorables, el número de pasajeros podría crecer hasta más de mil millones de pasajeros al año en 2036 traduciéndose en 11,9 millones de puestos de trabajo y una contribución al PIB regional de hasta 500 mil millones de dólares, según estimó Oxford Economics para Centroamérica.
  • Generar capacidades de transferencia del conocimiento para que Costa Rica pueda consolidarse como parte de la cadena de valor agregado de la industria aeroespacial y convertirse en referente en cuanto a Investigación y Desarrollo (I+D), no solo como proveedor de mano de obra. Tenemos las herramientas pero sobre todo, el capital humano para desarrollar todo tipo de suministros electrónicos, software, motores e inteligencia artificial para la aviación del mañana.

Los famosos hermanos que lograron en 1903 el primer vuelo, y previo a ellos, quienes pretendieron imitar las aves a través de artefactos de tela, plumas y madera, no se imaginaron jamás los avances que se tendrían en solo 118 años desde aquel vuelo de 12 segundos en Ohio. La Costa Rica del bicentenario nos quiere llevar aún más lejos y más alto.

No se equivocó don Eliseo Gamboa al proponer al yigüirro como ave nacional por lo bello de su canto; que sea ello presagio de lo que nos espera a los ticos en la industria aeronáutica, porque solo los que hemos volado alguna vez entendemos por qué las aves cantan mientras vuelan.

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