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Orfandad de decencia

— Ayer me escribió una amiga. Hablamos sobre la situación país y utilizó esa frase: “orfandad de decencia”. Tuve que robársela. Resume, dolorosamente, el sentir ciudadano.

— No es este, un buen momento. El Caso Cochinilla nos pegó una fuerte sacudida, estamos consumidos por una sensación de desamparo sin saber muy bien hacia dónde volver a ver. Temiendo, razonablemente, que los tentáculos de la red de corrupción investigada vayan más allá del Gobierno Central y alcancen distintos gobiernos locales también.

— El sábado, al finalizar la audiencia de medidas cautelares, sucedió algo inusitado: se registró en redes sociales una indignación colectiva a todas luces inusitada. Es decir, hemos atestiguado cualquier cantidad de escenarios donde mucha gente se manifiesta en contra de algo, pero suelen tener afinidades que explican tal reacción.

— En esta ocasión, los reclamos venían de todo el espectro político e ideológico, por una vez, conservadores y progresistas se u...