El podcast De Tripas Corazón es una serie de conversaciones con personas muy valientes, porque se han atrevido a ser vulnerables. Han pasado por donde asustan, sin garantías de cómo iban a llegar al otro lado. Aunque la verdad sea dicha, Sofía Protti nunca sintió miedo, a pesar de que para perseguir sus sueño tuvo que empezar por dejar la seguridad que le daba una carrera exitosa como ejecutiva.
La verdad es que Sofía fue muy valiente, y lo sigue siendo cada día. No solo por llevar adelante su propia empresa, la marca Cuero Papel y Tijera, si no porque sus decisiones de negocio son guiadas por sus convicciones con completa autenticidad. Y creo que para ser auténtico y no estar intentando complacer a todo el mundo todo el tiempo, hay que ser valiente.
“Vulnerabilidad es mostrar las cosas como son”, me dijo en el episodio de esta semana, “Te plantás firme porque sabés por qué estás haciendo lo que estás haciendo”.
La belleza como necesidad humana
Sofía cree que hay ciertos conceptos que, como sociedad, consideramos negativos cuando no deberían de serlo. Como nuestras concepciones alrededor de la belleza. “En nuestra sociedad, la imperfección es contraria a la belleza”.
¿Dedicar la vida y la carrera a perseguir un ideal de belleza? Malo. ¿Considerar la belleza como una necesidad humana? Malísimo ¿Cuestionar los estándares de belleza que aceptamos como sociedad? Pésimo. Aún así, esto es lo que hace Sofía cada día con a través de su negocio: retar nuestras concepciones de lo que es aceptablemente bello y lo que no lo es.
Sofía está convencida de que la sociedad está comenzando a exigir que lo bonito se entienda desde nuevos ángulos. Sus carteras y productos de cuero cargan consigo la historia de vida del animal del cual provienen: cicatrices por alambres de púas, marcas de garrapatas, estrías por embarazos o lactancia. Sofía no intenta ocultar esos defectos, Sofía pretende que dejemos de percibirlos como tales. Tampoco pretende negar que sus productos tienen un impacto ambiental y un origen animal, lo acepta abiertamente y día a día toma acciones para compensarlo.
Soy lo que soy
Cuando Sofía renunció a su trabajo empresarial en El Salvador y volvió a Costa Rica para empezar su negocio, no tenía ninguna garantía. Es más, lo que tenía era la desaprobación de quien más importante era para ella: su abuelo. Pero también contaba con un elemento clave: autoconfianza. “Nunca me he sentido chiquitica. Siempre me he sentido empresaria”.
Esa autoconfianza le ha sido muy útil, porque el camino no ha sido fácil. “Ser uno mismo es un trabajo difícil” confiesa, “pero mi potencial lo alcanzo en la medida en que puedo ser yo misma. Mantenerme fiel y centrada en quien soy, ha sido durísimo”.
Sofía se ha llevado su buena parte de decepciones. Sin embargo, para ella, de la misma forma en que las cicatrices en el cuero no son defectos, los golpes que se ha llevado no son fracasos. Y con esa filosofía continúa emprendiendo, todos los días. “Nada de esto ocurrió en un día. Uno no dice ‘Un día emprendí’, no. Emprendés todos los días de tu vida”.
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