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Responsabilidad democrática (editorial)

— Como lo comenté ayer en Café Para Tres atravesamos un momento complicado, cargado de ansiedad e incertidumbre. Como población, estamos deseosos de respuestas, de buenas noticias, o, como me dijo un amigo intensivista: de un milagro.

— No podemos perder de vista que nada que hayamos enfrentado como país se compara con esto: así de grave es. Esta será, ojalá, la prueba de nuestras vidas. Una temporada horrible, de la que nos querremos distanciar tanto como podamos, tan pronto como podamos. Pero ahora mismo estamos aquí. Y lo mejor que podemos hacer es ayudarnos unos a otros. Y cuidarnos.

— Pienso mucho en cómo recordarán niñas y niños este momento en 20, 30 años. A mí el recuerdo del terremoto de Limón del 91 no me abandonó nunca. Sobre todo, recuerdo aquel sonido de relámpago partiendo el aire desde la tierra; como si de pronto nos fuera a tragar a todos. Y de inmediato los gritos. Las oraciones. El llanto. El terror. Ningún otro sismo desde...