Cuando Laura se enteró de que estaba embarazada, estaba tan contenta que le dio un mal de risa incontrolable, mientras se preguntaba por dónde iba a tener que salir ese bebé. El tiempo voló y llegó el día de tomarse las fotos de embarazo. Ese día los pies de Laura estaban tan hinchados que tuvo que tomar varios descansos. La hinchazón y el dolor se extendieron hasta sus piernas. En medio de la noche, se despertó angustiada porque su bebé tenía horas sin moverse. Santi tuvo que nacer de emergencia, sin tiempo siquiera para la inyección que le ayudaría a madurar sus pulmones. Laura no pudo conocerlo antes de que una ambulancia del Hospital Nacional de Niños se lo llevara para ayudarle a luchar por su vida.

Siete meses antes, cuando Laura estaba muerta de risa imaginando un parto completamente diferente, su esposo le sugirió no contarle a nadie hasta no estar seguros de que todo iba bien. Laura no lo entendía así. Para ella, si todo estaba bien era algo que quería compartir cuanto antes. Pero si algo salía mal, Laura iba a necesitar el apoyo de su familia y amigos, así que cuanto antes se enteraran, mejor. No cabe duda, para ser vulnerable se necesita ser muy valiente y de eso hablamos en el nuevo episodio del podcast De Tripas Corazón.

Laura ha tenido que apoyarse en esa familia y amigos a través de las 16 operaciones de Santi hasta el momento, y muchos otros episodios de incertidumbre y dolor. Ciertamente Santi nació con todo en contra, pero es valiente como sus papás (ambos entrevistados en este podcast) y ha superado todo pronóstico médico. Hoy es un niño feliz con una hermanita con la cual jugar todos los días.

Hablar, compartir y sanar

La actitud de Laura de compartir sin reservas la noticia de su embarazo, probablemente se dio porque años atrás ella comprobó que hablar y llamar a las cosas por su nombre, tiene un poder incalculable. La vida no le ha negado oportunidades para practicarlo. Cuando era solo una niña, fue víctima de abuso sexual. “Tristemente viendo las cifras” — dice Laura, “más bien se deberían contar las mujeres que no han sufrido abuso, perderíamos menos tiempo”.

Por años, no le contó a nadie. Pero luego notó que al hablar se pierde el miedo, se limpian estigmas. “Hablar cura y empodera” me dijo. Laura sabe que a veces algo le hará recordar ese momento traumático, y se va a sentir triste. No está peleada con esos sentimientos feos, otra muestra de valentía y vulnerabilidad. Los acepta como parte normal del proceso de ser sobreviviente, y acepta el apoyo de los suyos que le dicen que están con ella y que juntos van a seguir adelante.

“No hay mejor forma de vivir esta vida, que estando acompañados” me dijo Laura. Y qué mejor forma de estarlo que sabiendo que la gente que se tiene alrededor, realmente te acepta por como sos. ¿Pero cómo saberlo? “Permitiéndote ser vulnerable, quitándote las máscaras y quedándote chingo para que puedan ver quién sos, con todos tus defectos”, me explicó en el nuevo episodio del podcast De Tripas Corazón. “Y eso da miedo, el qué dirán, qué pensarán, cómo reaccionarán. Pero eso te hace libre”.

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