Atlanta, Georgia, 2021. Un perro callejero al que le falta la pata delantera derecha busca pegarse como chicle a cualquier humano para evitar su muerte en la perrera de la ciudad, lo he seguido con la mirada por algunos minutos nublados, un joven que maneja un vehículo raro, al menos no sé cómo definirlo, parecido a una patineta con motor, llama por teléfono, llegan sus familiares, me acerco movido por la curiosidad y la ternura. Me explica que sus dos mamás aceptaron adoptar a Joe, el recién bautizado perro del downtown. Viene a mi mente lo que me decía mi padre que los hombres no lloran, y obviamente sollozo mientras me alejo. Soy un hombre y lloro cuando lo necesito.
Todo lo relacionado con la vida de Martin Luther King está aún cerrado por la pandemia, igual veo su casa desde afuera, y en ese momento pienso que debería sentir más por estar ahí, pero ignoro mucho realmente acerca de su vida, conozco más de su obra. Sé que le pusieron micrófonos debajo de sus colchones cada vez que se acostaba con mujeres para desacreditarlo, él estaba casado, así que el FBI liderado por John Edgar Hoover, que perseguía también queers era muy selectivo, dado que el propio Hoover vivió muchos años con su pareja masculina Clyde Tolson hasta su muerte, sin ser incomodado, en fin, esa triple moral, acontece también en Costa Rica y hasta en Cafarnaúm. Tristes y crueles cosas se hacen en nombre del poder en vez de la alegría.
San José, Costa Rica, 2021. Tomo conciencia de que estoy en casa porque los olores no mienten, me entero de los últimos aconteceres y lo que ha sido relevante en mi ausencia. Me desconecté adrede. Como todas las falacias de generalización ahora otra minoría pagará el dicho de justos por pecadores a nivel gastronómico. Me reintegro al trabajo y doy gracias a Dios por tener uno, sé que hay quienes no quisieran que usara mi cerebro en el sitio donde laboro y que además fuese un limpiador de partes orgánicas, pero esa no es mi naturaleza. Recuerdo que mientras viva de un salario (que en su momento alguien me lo triplicó en una publicación) soy un asalariado y no pretendo vivir por encima de mis posibilidades. Si mi familia tuviese realmente dinero y fuera yo un potencial heredero, nunca lo diría, eso es realmente triste.
Hay dolores que son como cajas que no deben ser nunca abiertas, porque lidiar con esa realidad puede llegar a ser insoportable. Esas incomodas piezas las almaceno en una pequeña bodega mental con la esperanza de que el tiempo las erosione, pero sé que me atormentan, estoy seguro de que usted también tiene su cuartito de recuerdos cuya puerta procura no abrir, porque es más fácil regresar de Oz que salir de esa melancolía.
En cambio, hay sufrimientos actuales y tangibles con los que se puede lidiar porque ocurren en tiempo presente, usted, yo, todos, nos podemos arremangar la camisa de la mente y abrirla para ser solidarios, con las víctimas del COVID-19, con sus familiares, hay gente que sufre hambre en Costa Rica, que no le dé vergüenza ofrecer comida, y unas palabras sinceras, use su tristeza y dele la vuelta a la soledad, al desaliento, a estar pensando solo en uno, todos necesitamos ser rescatados, a veces de nosotros mismos, pero también podemos, si queremos, salvar un humano a la vez.
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