En Costa Rica tenemos el maravilloso privilegio de contar con aproximadamente 13,000 kilómetros cuadrados dedicados a la conservación, materializado en parques y reservas nacionales. Este es un logro que, en tiempos de crisis medioambiental, no es cosa menor. Nuestra deuda con el medio ambiente en Costa Rica, por lo menos es considerada. Sin embargo, este goce no viene sin un trabajo arduo de conservación, que incluye mucho más que sólo instancias gubernamentales. Hoy les traigo una historia que nos trae esperanza en torno al cuido del ambiente en nuestro país.
Una de las especies vulnerables en Costa Rica es la oncilla. La oncilla (conocida como tigrillo) es la especie de gatos salvajes más pequeña en el país. Vive en elevaciones, como montañas y volcanes y es particularmente silencioso y difícil de encontrar. La principal razón por la que no sabemos mucho sobre esta especie es porque su tamaño puede confundirse con el de un gato doméstico. Por tanto, sus huellas tienden a ser complicadas de identificar, especialmente si se encuentran cerca de zonas urbanas. ¿Cómo sabemos si es un gato común y corriente, o una oncilla? He ahí el detalle. Se necesita mucha, mucha investigación, para la que el gobierno simplemente no tiene suficientes recursos. Y acá entra el tercer sector, las ONG.
El Ministerio de Medio Ambiente y Energía (Minae) y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), a través de sus esfuerzos de conservación de vida silvestre, incentivan proyectos para la investigación y reintroducción de especies, así como creación de refugios que mantienen la misma filosofía. Los proyectos que se han enfocado en la conservación de esta misteriosa especie de oncilla son el Oncilla Conservation, un proyecto de investigación que se centra en el estudio e identificación de las oncillas en Costa Rica, y Toucan Rescue Ranch, un centro de rescate y un santuario de vida silvestre que ha exitosamente tratado a nivel médico varias oncillas. Es el único santuario que mantiene una oncilla rescatada en sus instalaciones.
Estos organismos públicos, de la mano de estas dos organizaciones, lograron la identificación, estudio, tratamiento y reintroducción de una oncilla rescatada tras un accidente de tránsito. ¡Así como lo oye! Esta especie es sumamente difícil de encontrar, por lo que se trata de todo un privilegio para nosotros y nosotras, el poder escuchar esta historia de rescate animal. Es un avance importante a nivel científico, ecológico, y de conservación de vida silvestre, que beneficia no sólo a la especie, pero al país entero. Vean acá el rescate completo:
Siendo un país tan rico en materia ecológica, esta historia nos demuestra que aún podemos descubrir mucho más y preservarlo. Como país, estas historias nos enseñan que aún hay mucho por hacer, y que todos y todas podemos involucrarnos. Ya sea apoyando este tipo de organizaciones, haciendo voluntariado, o simplemente educándonos en la materia de vida silvestre en el país, estamos haciendo mucho por mantener a Costa Rica verde, libre y ecológica.
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