Por Shantany Thorbourn Reinford – Estudiante de la carrera de Psicología

La psicología comunitaria puede verse como una fuente que hace énfasis en la justicia social por medio de la investigación, que va orientada a la acción para así establecer y guiar programas comunitarios que promuevan el bienestar social. En otras palabras, podemos verla como aquella rama de la psicología que se centra en los individuos y los contextos sociales, con el fin de prevenir futuros problemas y resolver o bien minimizar los existentes en una comunidad.

Al respecto, podemos comprender el término comunidad como “un grupo de personas que reconocen en sí mismas, o que los extraños consideran que comparten elementos culturales, religiosos u otras características sociales, orígenes o intereses, y que forman una identidad colectiva con metas compartidas. (ACNUR, 2008). Sin embargo, es importante resaltar que una comunidad puede acoger y proteger a sus miembros, pero, por otro lado, también puede llegar a ser un mecanismo de control social que puede llegar a afectar a los subgrupos en especial a las minorías o bien grupos marginados en temas como el respeto a sus derechos.

Con base en esto, Costa Rica es uno de los países de América Latina con mayor número de población refugiada, como resultado de la importante tradición humanista del Estado costarricense que ha brindado protección a miles de personas que se han visto en la obligación de huir de sus países para salvaguardar sus vidas. Las personas refugiadas por lo general viven en comunidades provisionales en donde con frecuencia hay diferentes nacionalidades, idiomas, religiones, entre otras características que quizás les impiden sentirse miembros de la comunidad como tal. Por lo general, es común encontrar un gran porcentaje de refugiados en áreas urbanas del Valle Central como, por ejemplo, San José, Alajuela, Cartago y Heredia.

La psicología comunitaria puede trabajar en una comunidad para así establecer herramientas de integración local con un enfoque comunitario que busque trabajar en la prevención de problemas sociales, reforzar la dignidad y autoestima de las personas de interés para que puedan trabajar en conjunto con los diferentes miembros de la comunidad y así poder satisfacer sus necesidades básicas, gozar plenamente de sus derechos, cumplir con los deberes que demanda la sociedad receptora y brindarle herramientas para que pueda construir y continuar con sus proyectos de vida en un ambiente libre de discriminación.

Finalmente, debemos tener claro que los enfoques comunitarios son una parte integral de un enfoque de derechos, razón por la cual ambos deben ir de la mano con los principios y metas comunes. Para esto, es necesario tener conocimiento de las diversas políticas que tiene el Estado costarricense sobre el manejo de población refugiada, establecer programas, así como actividades, que se basen en los estándares legales internacionales y luego los miembros y líderes comunitarios respeten los lineamientos y se consideren a sí mismos como titulares de derechos. Para esto necesitamos analizar en conjunto los obstáculos que puedan llegar a impedir el cumplimiento de las responsabilidades establecidas y, a la vez, debemos establecer mecanismos para superarlos. Para esto se requiere de una participación activa de todos los miembros que forman parte de la comunidad en los procesos de toma de decisiones y actividades tanto en la esfera pública como privada.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • ACNUR, U. (2008). Enfoque Comunitario en las operaciones del ACNUR . Imprenta IICA.