Hoy día, creo que es mejor vivir con pocas certezas acerca de casi todo, eso permite crear espacios para sorprenderse y aprender constantemente. Me asustan las personas que —expresa o tácitamente— creen saberlo todo, reptan por los espacios que merodean con un aire de grandeza nobiliaria que se alimenta de su admiración (por sí mismos). La realidad es que lo que ayer se consideró verdad, hoy no lo es, y ese devenir es necesario para el desarrollo social y científico. Pero los estáticos, empalados en su grandeza me dan terror, y los evito, no vaya a ser que me iluminen con su sabiduría.
En la Edad Media, cuando se declaró ilícita la usura, los mercaderes y prestamistas crearon complejos e ingeniosos mecanismos para burlar las leyes penales. Si bien Jesús (nuestro Señor, para los creyentes), expulsó a los comerciantes del Templo de Jerusalén, paradójicamente la llamada Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón, también conocidos como los Templarios o Caballeros del Templar, Orden creada para proteger a todos los peregrinos cristianos que viajaban a Tierra Santa, se les eximió durante el pontificado del Papa Inocente II, la obligación de responder a las “leyes de hombre”. Además de esto, la astucia en la elaboración de la forma de pago de los préstamos, permitieron a la Orden evadir las leyes que prohibían los préstamos con intereses. De manera que, los Templarios llegaron a financiar a una gran cantidad de gente, incluyendo algunos reyes y con ello amasaron una gran fortuna. Cuando la Orden desapareció (en cuestionables circunstancias), la Santa Sede y los reyes europeos adoptaron los procedimientos utilizados por los Templarios para administrar y ocultar sus bienes. También los piratas comenzaron a practicar el lavado de oro que obtenían a través de sus asaltos a las naves comerciales europeas que surcaban los mares del Atlántico. Algunos piratas que asaltaron buques cargados de oro procedentes de América, fueron premiados. Por ejemplo, Francis Drake, fue nombrado caballero por su Majestad la Reina Isabel I de Inglaterra. En el año 1612, Inglaterra ofreció a los piratas el abandono de su profesión a cambio de un perdón incondicional, así como también el derecho a conservar el producto de sus actividades delictivas.
El concepto de lavado de dinero como tal, surgió en la época de las grandes mafias en Chicago y Nueva York con Alphonse Capone (conocido como Al Capone) quien unió su vida delictiva, entre otros, con Johnny Torrio. Capone y Torrio decidieron dar apariencia de legitimidad al dinero que obtenían por sus negocios ilícitos. Para conseguir tal fin, invirtieron en el lavado y entintado de textiles. Durante mucho tiempo, las autoridades norteamericanas no pudieron distinguir entre el dinero proveniente de los negocios ilícitos de Capone y Torrio (venta de alcohol, tráfico de armas, extorsión) y las ganancias lícitas de lavado y entintado.
Se estima que aproximadamente el 8% del producto interno bruto mundial es dinero sucio. Los paraísos fiscales reciben cada vez más de este dinero oscuro que asciende a más de 7 billones de dólares (esto es 7 millones de millones). Este monto es 5 veces superior al PIB de un país como España. A pesar de los esfuerzos por solucionar el problema del lavado de dinero, las autoridades no han podido frenar esta actividad. Existen leyes, pero los criminales siempre van un paso adelante. El ciudadano común es el que termina pagando la factura, porque las leyes para impedir el lavado de dinero tienden a ser contraproducentes y afectan principalmente a los no culpables, con declaraciones engorrosas y sospechas infundadas. El dinero criminal yace en gran medida en territorios offshore como las Islas Caimán, las Islas Vírgenes, e Isla de Man. Las personas lavan dinero usando oro, diamantes, bienes raíces, arte, dinero en efectivo, tarjetas de regalo, y un millón de cosas más. Sin embargo, el blanqueo a gran escala ocurre en los bancos, sobre todo en los bancos ubicados en territorios con jurisdicciones especiales: en Hong Kong, Singapur, Estados Unidos, Isla de Man y del Canal, Emiratos Árabes Unidos, Luxemburgo, el Reino Unido, Mónaco y Bahréin. Sin embargo, hay más sitios: Lituania, Panamá, Estonia e Irlanda también están en esta lista que cada vez es más grande. Las grandes fortunas se refugian en estos lugares para lavar dinero y también para evadir impuestos. Los bancos en estos lugares garantizan confidencialidad. Para los países anfitriones es un negocio redondo y significa ingresos muy importantes. Lo cierto es que estas naciones compiten sigilosamente entre sí para la captación de capitales con programas de desregulación no muy difundidos. Es igualmente importante tocar el tema del excesivo control de algunos países que estimulan la fuga de capitales con sus leyes. Una regulación sensata limita los mercados dudosos. Por otro lado, una regulación sin sentido común impulsa estos tipos de mercados.
El origen
En el año 2008 aparece un artículo en la red, publicado con el seudónimo de Satoshi Nakamoto como autor. Hasta la fecha, todavía no está claro quién lo escribió, y, por lo tanto, de la idea de este método de pago digital revolucionario. Siguiendo el esquema P2P es decir peer to peer, como en su momento funcionó el intercambio de archivos de música mp3 en el sitio pionero Napster, que, aunque fue cerrado, redefinió para siempre el modo en que consumimos música sujeta a derechos de autor. En las transacciones convencionales siempre existe un intermediario que lucra con nuestro dinero, la primera moneda en aparecer fue el Bitcoin, y funciona como un método de pago digital basado en la tecnología de cadena de bloques o blockchain y en técnicas criptográficas como las funciones hash o firmas digitales. A diferencia de lo que sucede con las divisas clásicas, en la criptomoneda las monedas y los billetes no desempeñan ningún rol, ya que las unidades de pago tienen presencia exclusivamente en formato digital. Estas unidades monetarias, normalmente cifradas de forma asimétrica, son generadas por el sistema al completo, si bien al comienzo de una criptomoneda ya suele definirse el número de unidades que se generarán. Para referirse al proceso de crear unidades monetarias, se ha consolidado el término “mining” (“minería”), de ahí que se hable hoy de minería de criptomonedas y demandan una enorme cantidad de energía por el enorme poder computacional que demanda resolver problemas matemáticos y así generar bitcoins. La clave de la mayoría de los sistemas de criptomoneda es una estructura descentralizada, tanto la generación de nuevas unidades monetarias como las transacciones individuales se suelen llevar a cabo de forma conjunta, mientras que varios usuarios del sistema en cuestión las controlan y las refrendan. La comunicación se suele realizar a través de una red de pares (P2P) en la que todos los equipos tienen los mismos derechos. A diferencia del dinero en los bancos centrales, las criptomonedas clásicas no tienen ningún Single Point of Failure, es decir, ninguna instancia en la red cuya funcionalidad o actuación pueda amenazar o controlar el sistema monetario. Una excepción la conforman criptomonedas como Ripple, dirigidas por empresas privadas que se hacen con gran parte de la extracción monetaria y distribuyen la divisa de acuerdo a sus propias reglas.
El problema
En el año 2020, al menos el 13% de todos los ingresos delictivos del Bitcoin pasó a través de monederos o carteras privadas (que proveen anonimato), dificultando el seguimiento de las transacciones de criptomonedas, frente al 2% en 2019, según un estudio de la empresa Elliptic. Si bien las transacciones de criptomonedas funcionan con seudónimos, se registran en un libro de contabilidad público llamado cadena de bloques o blockchain, que facilita el seguimiento de los flujos de fondos. Durante la última década, las autoridades han mejorado en el seguimiento de las actividades ilícitas en las cadenas de bloques. No obstante, las carteras privadas, que presentan varios tipos, combinan, mezclan y anonimizan las transacciones de criptomonedas, lo que dificulta seguir el rastro de dinero. Los blockchain: se cierran con una especie de firma criptográfica, llamada hash, y el siguiente bloque se abre con ese hash a modo de sello lacrado. Todas las transacciones que se efectúan con criptomonedas quedan asentadas en el blockchain y por lo tanto funciona como una especie de registro público. Las transacciones se identifican con una serie alfanumérica irreconocible y cada vez que un bloque es aprobado este se cierra.
Las otras webs
Existe un uso creciente de las criptomonedas en dos espacios de la web no visibles para el usuario promedio: la deep web y la dark web. Uno de los casos más conocidos es Silk Road que era un sitio de la deep web mediante el cual se podía adquirir bienes y servicios ilegales, como armas, drogas y contratar sicarios. El único médico de pago que admitía este sitio era bitcoins. El creador de esta página, Ross Ulbricht fue condenado a cadena perpetua, entre otros delitos, por lavado de dinero. De tal manera que las criptomonedas se estaban usando para acceder a bienes y servicios ilegales. Como no existe regulación, ni manera de detener una transacción, evidentemente, las mafias prefieren las criptomonedas para mover capitales y luego legitimarlos sin los riesgos que conllevan las operaciones financieras tradicionales sujetas a intermediación y regulaciones. Evidentemente los delincuentes han creado monederos privados y anónimos para no ser detectados por las autoridades.
Oferta y demanda
En el caso de Bitcoin, solo tiene un tiene un suministro limitado de 21 millones. Ante esa oferta tan pequeña en comparación con una alta demanda de ese recurso, esa dinámica afecta el valor de la criptomoneda. La popularidad de bitcoin como inversión alternativa atrae a nuevos participantes aumentando su valor, sin embargo, existe el problema importante de la estabilidad de su precio. Las finanzas disruptivas basadas en blockchain facilitan pagos transfronterizos baratos, confiables y rápidos, ofreciendo una alternativa a los métodos de transferencia tradicionales. Bitcoin mostró un aumento notable con un precio que se disparó desde menos de $5.000 en marzo de 2020 a más de $40.000 en enero de 2021, esto muestra una apreciación del precio de más del 733%. Imagine por un momento el margen de utilidad que puede obtenerse con una lectura correcta de ese mercado.
Las pizzas más caras de la historia
El 22 de mayo de 2010, Laszlo Hanyecz realizó el primer pago mundial con Bitcoins. Pidió dos pizzas a la cadena de restaurantes estadounidense Papa John’s que le costaron 10, 000 BTC. Según el tipo de cambio del bitcoin en aquel momento, que se situaba en los 0,0034 Euros, la comida le costó unos 34 Euros. Por aquel entonces no pudo darse cuenta de que había comprado para cenar las pizzas más caras del mundo. En el octavo aniversario de aquel “Bitcoin Pizza Day”, la aparentemente insignificante cantidad de 10 000 BTC en 2010, en el año 2018 ya alcanzaba un valor equivalente a unos 75 millones de euros. Las criptomonedas llegaron para quedarse y son ya un dolor de cabeza para el sistema financiero tradicional, que tendrá que adaptarse a esta nueva realidad que los humanos creamos dentro del mar de ficciones que nos permite funcionar coordinadamente como sociedad.
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