Por Maripaz Bonilla – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales
Una decisión es elegir entre dos o más posibilidades para obtener los mejores resultados ante una situación dada. El razonamiento de este concepto está explicado mediante la teoría de la decisión que “se ocupa de analizar cómo elige una persona aquella acción que, de entre un conjunto de acciones posibles, le conduce al mejor resultado dadas sus preferencias” (Aguiar, 2004, p. 139). El mundo está experimentando un escenario inédito, la evolución de una pandemia debido a un virus. Esto ha expuesto a los seres humanos a una constante toma de elecciones y generan consecuencias tanto buenas como malas. Dado esto, el individuo debe asegurarse de manejar las circunstancias de la mejor manera para convivir en una sociedad de paz.
El buen resultado ante una decisión difícil genera una gran satisfacción en las personas. La teoría de la acción colectiva, según Paramio (2000), intenta “explicar la existencia y acción de un colectivo, es decir, cuando no se pretende prever lo que hará una persona, sino cuándo y cómo un cierto número de personas actuarán conjuntamente con un mismo propósito” (p. 3). Esto puede explicar como muchos individuos, con el fin de generar dinero en tiempo de crisis, han elegido, por ejemplo, abrir un negocio a pesar de las dificultades que puede generar; y el éxito de muchos provoca motivación en otros para tomar esa misma decisión. Otra muestra de una difícil determinación es la de todos los seres humanos en el extranjero que se devolvieron a su país de origen con el propósito de reunirse con sus seres queridos en momentos complicados como estos. En fin, todo se basa en el análisis de las ventajas y desventajas que cada posibilidad pueda tener y escoger, de acuerdo con ellas, la mejor opción.
Las elecciones no siempre acaban en buenos resultados. Por ejemplo, ha habido casos donde funcionarios médicos deben escoger entre dos vidas y, sea cual sea la elección tomada basándose en lo “mejor”, siempre habrá una familia a quien darle la mala noticia. Los estudios en aspectos éticos para tomar esta decisión han desarrollado una serie de recomendaciones como “la necesidad de aplicar criterios éticos propios de las situaciones de crisis, abogando por una estrategia de asignación que maximice la supervivencia al alta hospitalaria (…) mediante una comunicación respetuosa, transparente y en un contexto de confianza” (Rubio et al., 2020, párr. 19).
Esta difícil toma de decisiones a la que la pandemia ha expuesto al mundo entero, a pesar de que puede dar resultados positivos y generar una gran felicidad en ciertas personas, también puede causar estrés, enojo, decepciones, etc., en otras. Los seres humanos se han transformado, de eso hay certeza, no obstante, depende de la actitud de ellos mismos el hecho de si esta evolución ha sido positiva o negativa. Sin embargo, se debe considerar que dependemos unos de los otros, así lo explica Guzmán (2019): “todo individualismo, alma de la cultura del capital, es falso y antihumano. El coronavirus lo comprueba. La salud de uno depende de la salud del otro. Esta mutua dependencia asumida conscientemente, se llama solidaridad” (p. 745). Esto demuestra el propósito colectivo, el cual es trabajar como un solo conjunto en el New Normal para sacar lo mejor de la crisis y vivir en una sociedad transformada positivamente.
