En Costa Rica, de todos es conocido el impacto que ha generado la abolición del ejército, pues ha permitido decantar nuestra senda como nación de paz, ejemplo de civismo y estabilidad democrática para la región y el mundo.
En el pasado quedaron guerras gloriosas como la campaña de 1856 que, si bien no fue una guerra librada para obtener nuestra independencia, sí lo fue para conservarla ante la invasión de nuestro territorio por parte de las fuerzas de William Walker desde Nicaragua. El triunfo de nuestras fuerzas armadas y los reveces, los sacrificios heroicos y sus consecuencias son de conocimiento popular.
Por otra parte, en 1921 Costa Rica se vio envuelta en una confrontación bélica que ha sido prácticamente desconocida, tal vez por haber sido de corta duración, del 21 de febrero al 5 de marzo. Me refiero a la "Guerra de Coto", que se dio por un diferendo limítrofe con Panamá precisamente hace 100 años.
Conozco de primera mano ese capítulo. En mi memoria desde niño ha estado presente esta gesta heroica, precisamente para defender nuestra soberanía e implementar el fallo White. Resulta ser que uno de los combatientes josefinos que se destacaron hacia la zona sur del país rumbo al río Coto, fue el coronel Guillermo Padilla Castro, mi abuelo materno. En casa siempre recordamos el tema de Coto y la emboscada a varias embarcaciones sufrida por nuestras fuerzas a manos de sus entonces adversarios, costando la vida y sangre de jóvenes soldados costarricenses.
El 27 de febrero de 1921 al ser las 5:30 de la tarde se dio inicio a la confrontación. En ese momento la providencia divina permitió que el coronel Padilla no muriera víctima de la lluvia de balas de ametralladora. Sin embargo, sí sufrió graves heridas de cuatro balas que prácticamente destrozaron su brazo derecho. Para su recuperación viajó a Alemania donde fue operado varias veces. Posteriormente viajó a París, ciudad que fue su hogar por casi una década, donde obtuvo su doctorado en derecho de la Sorbona. En ese período se desempeñó como representante de Costa Rica en Francia y fue designado como cónsul General. Su regreso a Costa Rica estuvo marcado por su gran contribución a la creación de instituciones que hoy son base de nuestra paz social, tal como nuestro Código de Trabajo, la Caja Costarricense del Seguro Social y el Patronato Nacional de la Infancia. Mi respeto a su memoria me impide dejar que esta fecha pase desapercibida para las nuevas generaciones. Conservo su casaca aún con su sangre vertida y sus medallas recibidas por el brillante desempeño de su vida diplomática y académica, como la Legión de Honor otorgada por Francia. Hoy comparto su sacrificio y de quienes murieron en el río Coto por Costa Rica. Esta confrontación costó la vida de casi media centena de combatientes.
Como una coincidencia o más bien, como una reivindicación histórica, el 4 de marzo de 2021 se celebrará la inauguración del puente del río Sixaola. El nuevo puente binacional sobre el río Sixaola en la frontera entre Costa Rica y Panamá́ contribuirá sustancialmente a la comunicación entre ambos países, hoy naciones hermanas. Transcurren precisamente cien años de paz con Panamá ya para esta fecha. Justo el 5 de marzo de 1921 culminó la confrontación bélica. Continuaremos decididos a mantener esta hermosa paz, fortalecerla y perpetuarla sin olvidar nuestra historia patria. Celebremos entonces así cien años de paz Costa Rica – Panamá.
La tónica actualmente es otra. El acercamiento, el diálogo y buenas relaciones bilaterales. La guerra de Coto yace en el olvido. Ciertamente mucho ha pasado en cien años y gracias a Dios podemos celebrar la paz y no la guerra.
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