El 2020, igual como el 2016, ya fue declarado el año más caliente en la historia de la humanidad.  Durante el 2020 vimos grandes incendios forestales en Estados Unidos, Argentina, Perú, la Amazonía y el Ártico.  Hemos visto glaciares derretirse, extinciones masivas de animales e insectos, ciudades inundarse, cultivos fallar por sequía e inundaciones, dos inmensos huracanes gemelos golpear a Centroamérica y una pandemia que tiene al mundo entero en sus rodillas.  Las lindas playas de Costa Rica están siendo tragadas por el mar, el bosque nuboso de Monteverde está desapareciendo, las lluvias de la temporada lluviosa están disminuyendo y hasta la Iglesia de Coronado ya rara vez tiene su icónica neblina.

Estamos viviendo tiempos históricos y, aunque muchos no lo queremos ver, son tiempos catastróficos.  Estos son los tiempos de los cuáles nuestras hijas e hijos van a preguntar “Mamá/Papá qué hizo Usted para proteger el mundo para mí?” Nuestros hijos e hijas van a exigir saber qué hizo cada uno de nosotros hoy para defender su mundo.  Y si nos imaginemos teniendo esa conversación con nuestros hijos la única respuesta honorable a esa pregunta no es “yo reciclé”, no es “yo dejé de comer carne,” no es “yo dejé de usar bolsas plásticas” y no es “yo usé mi bici para ir al trabajo.” La única respuesta válida a esa pregunta es: “Hija, hijo, yo resistí.”

Pero entonces eso nos lleva inevitablemente a la siguiente pregunta: “¿Contra quién o qué yo debo resistir?” Hay tantos problemas en el mundo que esta pregunta puede sentirse muy abrumadora, pero hay una respuesta muy clara. Por todos los daños ya cometidos y que están por venir en contra de la naturaleza por el cambio climático es un hecho que las compañías petroleras tienen que ser detenidas en su deseo interminable de sacar todo el petróleo de la tierra.  Sin embargo, esas compañías no pueden cavar ni un solo hueco y no pueden colocar ni un solo tubo sin el financiamiento de los grandes bancos transnacionales, y aquí en Costa Rica está operando uno de esos bancos que más dinero a dado para financiar la extracción petrolera: Scotiabank.

Scotiabank es un banco al que le gusta hablar de su “responsabilidad corporativa” en su sitio web y le encanta echarse flores y mercadearse por su “compromiso con la comunidad” dando dinero a la FEDEFUT y a la Federación Costarricense del Surf. Pero (¡pongan atención!) entre el 2016 y 2019 —o sea en sólo tres años— Scotiabank ha dado más de 97.75 mil millones de dólares estadounidenses a compañías dedicadas a la extracción y producción de los combustibles fósiles. Y no sólo eso, durante esos mismos tres años ha dado 8.27 mil millones de dólares estadounidenses a la compañía petrolera Enbridge que está construyendo el oleoducto “Line 3” para extraer el petróleo más sucio y dañino en la faz de la tierra: las nefastas arenas bituminosas.

En este momento, el pueblo indígena Ojibwe y sus aliados en Minnesota (EEUU) están luchando directamente en contra de la construcción del oleoducto Enbridge Line 3 que el gobierno de Trump aprobó en noviembre pasado. La lucha de los Ojibwe es la lucha de todos nosotros y nosotras.

Son pocas las oportunidades que tenemos en Costa Rica de poder expresar directamente a un banco transnacional nuestro repudio a sus acciones.  Chase está en Nueva York, Bank of America está en Charlotte y Wells Fargo está en California, pero Scotiabank está aquí. Les debemos a nuestros hijos e hijas no dejar pasar esta oportunidad y unirnos con el pueblo Ojibwe a exigir a Scotiabank aquí en Costa Rica que deje de financiar a Enbridge y su extracción de las sucias arenas bituminosas con el oleoducto Line 3.

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