Al hacer un recuento de las décadas anteriores es imposible no prestar atención en como históricamente las juventudes se han involucrado en temas de realidad nacional; no solamente por afición, sino también por el llamamiento constante de la necesidad de participar en el espacio político. Lo anterior sin duda alguna ha elevado temas de discusión nacional y ha subido la vara con la que se mide el debate, algo que hoy es urgente debido a la táctica rastrera de algunos sectores políticos.

Posiblemente uno de los varios ejemplos de la participación de las juventudes en la política se da cuando se observa la otrora relación del Expresidente Luis Alberto Monge con el fundador de la Segunda República, José Figueres Ferrer. No hay duda de que la influencia que tuvo Figueres en la formación política de Monge fue enorme. A priori, las juventudes siempre inquietas y proactivas han logrado posicionarse al frente de muchas diversas agendas y han permitido asumir funciones honrosas para la ciudadanía como lo es también tener una ley general de la persona joven (8261) y la incansable lucha contra el cambio climático, que ha posicionado a Costa Rica en el eje central de acción (Acuerdo de Paris y el de Escazú) y que sin duda alguna traerá grandes ventajas a la economía y el Desarrollo Humano.

Al valorar lo mencionado y considerando que el marco de una parte del entramado político consiste en un grupo de personas cuyo ego y eternas aspiraciones de ocupar un puesto de poder, ahuyentan a personas jóvenes con cualidades, que están dispuestas a dar lo más  valioso de un ser humano que participa en la política, como lo es  el tiempo y la fuerza para construir, es preocupante que una gran parte de las fuerzas políticas no comprendan lo altamente letal que es este despropósito y lo desgastante que es para una sociedad no encontrar espacios estructurados donde sentirse identificado. Por eso, con un país severamente golpeado por una pandemia y, sobre todo porque lo que se espera en muchas áreas son retos gigantescos, hay que abrir, sin temor alguno, las puertas de las casas políticas a la juventud y de una vez por todas dejar ese masoquismo de culpar a las juventudes de no encajar en un espacio político.

Por último, para los que se han inmunizado a lo expuesto anteriormente, no hay nada más arcaico que pretender excluir a la juventud de las discusiones de toda índole y que, por favor, si hay indisposición a poner el hombro en lo que se viene, mejor que se hagan a un lado, busquen otro trabajo y dejen el espacio a nuevos liderazgos, que sí están dispuestos a hacer de la política un espacio donde la transformación en miras al futuro sea la regla y no la excepción.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.