Desde el año anterior, hemos presenciado una nueva discusión por el salario escolar, no es algo nuevo, ya tenemos varios años en esto, sobre todo; cuando se acercan las elecciones, y ya arrancamos con miras al 2022.

El salario escolar, bono escolar, o como prefieran llamarle, se negoció y se instauro en los noventas, y ante todos los desacuerdos que ha provocado; el año anterior la Sala Constitucional, se dio a la tarea de esclarecer su origen y razón de ser.

Sobra decir que tiene detractores muy influyentes, pero también existen algunos personajes que se aprovechan de esto, para aumentar caudal político.

Además siempre por estos días, sale la noticia en todos los medios, que nos dice cuanto se pagara en total, y todos los esfuerzos que hace el Gobierno para pagarlo, otra vez, suena a buscar votos de los empleados públicos.

Ahora bien, nos hemos puesto a pensar, en la situación actual, cuanto nos costaría, quitar esa erogación anual y retribuirla como porcentaje mensual a cada funcionario, puesto que como ya explicó la Sala, es parte del salario de cada empleado público.

¿Por qué hago la mención a otras discusiones en el título? Porque en vista que ya con el salario escolar es poco o nada lo que podemos hacer, ¿por qué no empezamos a discutir cosas nuevas, que sabemos son necesarias y posibles?

Ya la Sala se ha pronunciado sobre las convenciones colectivas, esas que no benefician a todos los empleados públicos; pero, que suelen ser la creencia popular por la que se les mete a todos en el mismo saco, (me disculpan el tico).

Estamos por iniciar un nuevo curso lectivo, ese que se paralizó —al igual que la mayoría de nosotros— desde que inicio la pandemia. Además de no recibir innovaciones de ningún tipo, ni cambios claros de paradigma en los últimos años, y aun no tenemos claridad de cómo será en 2021.

Entramos a negociar el futuro del país con el Fondo Monetario Internacional, con una propuesta que no tiene consenso popular.

Seguimos discutiendo sobre ayudas del gobierno, sin saber de dónde sacar dinero para seguirlas entregando, y cuando nunca hemos tenido información de los resultados que se consiguen al entregarlas.

Empezamos a recibir los nuevos trenes, y no hemos podido sectorizar las paradas de autobús en veinte años de intentos.

Estas son solo algunas, de las discusiones que venimos teniendo en los últimos meses, nos llenan de información, y creo que ya tenemos bastante claro que algunos medios son sesgados, otros más objetivos, pero para todos los gustos hay de sobra. Y no olvidemos las redes sociales, esas que han venido a hacer más pública la información que antes nos ocultaban tras papeleo y reuniones a puertas cerradas.

Y aquí es donde tengo que decir, que mi objetivo con estas líneas no es ponernos a pelear, ni exacerbar los ánimos de ningún grupo, todo lo contrario, espero que las personas que tengan la bondad de leerlas, se den cuenta que mi intención es que empecemos a buscar quien nos trae soluciones, verdaderas, aplicables, modernas y que nos acerque a la unidad nacional que tanto necesitamos como habitantes de este bello rincón del mundo.

Hace días que ya tenemos a los señores de turno (de momento no hay candidatas confirmadas), algunos conocidos, otros por conocer, recorriendo cada rincón de Costa Rica, los vemos en fotos en los lugares donde nunca habían pasado más que por la carretera en camino a otra parte.

Pero hagámonos valer esta vez, hagamos que cuando logren lo que tanto buscan, que es gobernar, en esos cuatro años de verdad nos hagan decir, que buena elección, que los veamos recorriendo de nuevo el país, para cumplir sus promesas, tal vez soy idealista, pero pienso que así deberían ser.

Pronto estaremos viendo propuestas, programas de radio, televisión, entrevistas en periódicos, campos pagados, y toda la maquinaria que ya conocemos que utilizan para llegar a nuestros sentidos.

Saquemos el mayor provecho a toda la información que tenemos hoy, analicemos con cuidado, veamos todas las opciones, y sobre todo, hagámonos escuchar ahora que tenemos la forma de hacerlo y que el tiempo es ideal, pues estamos a la puerta de nuestra siguiente elección, y es muy probable que hace años no tengamos una que vaya a definir tanto como la que tenemos a la vuelta.

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