"Las banderas azul-blancas de la ONU se podían ver casi en todas partes ... se está reviviendo el ambiente festivo...", informó la edición del 18 de septiembre de 1991 de The Korea Times, acerca del paisaje en el centro de Seúl el día anterior.

Ese júbilo siguió a la histórica admisión de las dos Coreas a las Naciones Unidas mediante el voto unánime de la Asamblea General en Nueva York. Así concluyó el esfuerzo diplomático de 42 años de la República de Corea desde su primer intento en 1949 de obtener membresía en la organización mundial.

Durante los 30 años transcurridos desde entonces, tanto la ONU como la República de Corea han logrado enormes avances. La Corea de ese entonces y la de ahora está, literalmente, en mundos aparte, y esas décadas han visto a una ONU cada vez más universal, en cuanto a miembros, agenda y alcance de su trabajo.

Pero en lugar de júbilo, es con una aleccionadora sensación de crisis que acogemos el 30 aniversario de la membresía de Corea en la ONU. El mundo todavía está en las garras de la pandemia de la COVID-19. Ya debilitada incluso antes de que estallara la pandemia, la iniciativa multilateral que ha sostenido al sistema de la ONU necesita urgentemente una reanimación.

En solo un año, la COVID-19 ha causado estragos en todo el mundo, amenazando con deshacer el arduo trabajo del sistema de la ONU para promover la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. Además, como en todos los desastres, han sido los más débiles y vulnerables, dentro y entre los países, los que están sufriendo las consecuencias más graves.

Actualmente, Corea está lidiando con su tercer —y mayor— aumento de infecciones por COVID-19. Es probable que este dure mucho más que los dos primeros, y cobre muchas más víctimas, antes de que se apacigüe.

Aun así, los principios y elementos clave de nuestra respuesta siguen siendo los mismos. Hemos intensificado nuestras 3T: Testing, tracing, treatment (pruebas, rastreo y tratamiento) —al tiempo que nos adherimos firmemente a los principios de transparencia, apertura y participación democrática. Al mismo tiempo que adquirimos vacunas para nuestro pueblo, también contribuimos a los esfuerzos multilaterales, a través del mecanismo COVAX y el Compromiso de Mercado Avanzado (AMC), para garantizar un acceso equitativo y asequible a las vacunas en todos los países.

Estos son los mismos principios de multilateralismo que ha encarnado la ONU. Tristemente, la efectividad de la ONU ha perdido fuerza los últimos años. El creciente unilateralismo, la rivalidad estratégica entre las grandes potencias, la indiferencia hacia las normas globales y las expectativas crecientes, pero insatisfechas, se han sumado para socavar la confianza en las Naciones Unidas. La respuesta inmediata de los países a la pandemia —volverse insulares y cerrar fronteras— ha socavado aún más la solidaridad global.

Sin embargo, al exponer la vulnerabilidad compartida de la humanidad, la pandemia ha subrayado la razón por la cual el mundo necesita un organismo universal y por qué todas las partes interesadas deben unir sus manos para apuntalar la relevancia y efectividad de la ONU. Las amenazas transfronterizas como la COVID-19 —y los virus nuevos futuros—, el cambio climático y las amenazas no tradicionales a la seguridad no podrán superarse sin la cooperación regional y mundial.

A lo largo de este año, mientras celebramos los 30 años de Corea en la ONU, nuestros esfuerzos diplomáticos defenderán este llamado a un sistema de Naciones Unidas más fuerte y una mayor cooperación internacional.

Primero, en la batalla en curso contra la COVID-19, continuaremos aumentando nuestra contribución al esfuerzo humanitario global para satisfacer las necesidades inmediatas provocadas por esta enfermedad y otros desastres.

Colaboraremos con socios clave para implementar el programa ODA Korea: Building Trust, nuestro programa de cooperación internacional para el desarrollo enfocado en el sector de la salud pública y la atención médica.

También trabajaremos con nuestros vecinos para establecer la Iniciativa de Cooperación del Noreste de Asia para el Control de Enfermedades Infecciosas y la Salud Pública, como propuso el presidente Moon Jae-in, en la Asamblea General de la ONU en septiembre del año pasado.

En la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNESCO y la sede de la ONU en Nueva York, continuaremos desempeñando un papel activo en los esfuerzos para fortalecer la OMS como la agencia líder en desafíos de salud pública, para construir solidaridad entre los ciudadanos globales e incorporar inquietudes en materia de seguridad de la salud pública en el trabajo de la ONU. En relación con la recuperación socioeconómica de la devastación por la COVID-19, aprenderemos activamente con otros y de otros en la implementación de las dos partes —digital y verde— del New Deal coreano para la recuperación inclusiva en el G20, APEC, ASEAN, ASEM y otros foros.

En segundo lugar, sobre el cambio climático, nos estamos preparando para albergar la segunda cumbre de la Asociación para el Crecimiento Verde y los Objetivos Globales(Partnering for Green Growth and Global Goals 2030). Esta será una ocasión para que Corea ascienda a la plataforma de liderazgo en la agenda de cambio climático y desarrollo. Atraerá la atención mundial a nuestra visión de crecimiento inclusivo y carbono neutralidad para el 2050, y generará un impulso hacia una exitosa Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP26) de las Naciones Unidas, a realizarse más adelante en el año en el Reino Unido.

En tercer lugar, en cuanto a la paz y la seguridad, aprovecharemos el firme apoyo de la comunidad internacional para mantener el rumbo con el fin de alcanzar la completa desnuclearización y la paz duradera en la península coreana.

La interacción con Corea del Norte requiere un compromiso firme y persistencia, y el proceso es largo y sinuoso. No obstante, trabajaremos en estrecha colaboración con los Estados Unidos y los países vecinos para involucrar a Corea del Norte en el objetivo compartido de la paz permanente en la península coreana.

Treinta años después de que Corea del Sur y Corea del Norte obtuvieran simultáneamente la membresía, una península coreana estable y en camino hacia la paz permanente, seguramente será un motivo de celebración en la ONU.

Mientras tanto, Corea continuará ampliando sus contribuciones a los esfuerzos de la ONU para salvaguardar la paz en todo el mundo. Corea ha sido un contribuyente constante de tropas y recursos a las misiones de paz de la ONU.

Este año, seremos anfitriones de la Conferencia Ministerial de Mantenimiento de la Paz de Naciones Unidas, donde los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de los Estados miembros interesados ​​acudirán con contribuciones concretas para fortalecer los esfuerzos de mantenimiento de la paz de la ONU. Siendo la reunión más grande de invitados ministeriales organizada por Corea, esta solidificará el lugar y el papel de Corea en la ONU.

A medida que comienza 2021, la COVID-19 es una historia en curso. Corea ha atraído la atención global positiva por la forma en que el gobierno y la gente han manejado la crisis. La experiencia ha agregado otra capa a nuestro perfil como un modelo de transformación nacional que el sistema de la ONU ha ayudado a lograr.

Estamos orgullosos de los logros y honrados por los desafíos que nos esperan. Como gobierno comprometido, ante todo con salvaguardar la seguridad y el bienestar de nuestro pueblo, continuaremos trabajando duro para cumplir con las demandas diversas y divergentes en nuestra democracia viva, donde todos disfrutan de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Mirando hacia atrás y hacia adelante, no lo haremos de otra manera. Al hacerlo, el viejo asiento de Corea de 30 años en la mesa global también crecerá más y más alto.

Publicado originalmente en inglés en Korea Times. Traducción al español cortesía de la Embajada de Corea en Costa Rica para Delfino.cr

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