Por Sibane Salas Boza – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales

Mucho se ha dicho de la situación económica a nivel país, el deterioro que viene desde ya hace tiempo se ha visto acentuado en los últimos meses. Con una reforma fiscal de por medio y una economía desacelerada, muchos sectores, en mayor o menor medida, han visto afectadas sus ventas y por tanto sus operaciones. En estos casos, es común que las empresas comiencen a disminuir sus esfuerzos e inversión en mercadeo y publicidad. Sin embargo, en este momento es cuando más se debería considerar el papel del mercadeo y su importancia para lograr sacar adelante a la empresa.

Si bien la rentabilidad puede ser de los objetivos principales de la empresa, esta no es posible si los consumidores deciden que no hay valor en la relación con la marca, cuando no sienten que la empresa pueda satisfacer alguna necesidad. Los clientes son el motor de la empresa, sin ellos no hay ventas y, por tanto, se corre el riesgo de entrar en una crisis interna también, profundizando los efectos del entorno. Por ello, en momentos de crisis es importante poder vislumbrar las oportunidades que se presentan, ver y escuchar las necesidades que tienen los consumidores, y ser flexibles para modificar o ampliar la oferta de la empresa y así lograr atender estas necesidades.

Es así como la flexibilidad en la estrategia de mercado se vuelve esencial para afrontar la crisis. Las estrategias deben considerar planes y tácticas flexibles para cubrir diferentes frentes ante una situación de crisis. Es importante, por ejemplo, lograr una fidelización de los clientes mediante un servicio excepcional. Destacar dentro de la competencia es aún más difícil en las crisis, así que tener la confianza del mercado resulta de suma importancia para sobresalir y mantenerse a flote.

Por otro lado, se debe ser flexible y adaptarse a nuevos métodos y tecnologías para lograr realizar las operaciones de forma óptima y eficiente. Esto permite tener una visión más clara de dónde y cómo reducir gastos e invertir adecuadamente. Tanto el mercadeo como las operaciones no deben darse el lujo de mantenerse en lo que hasta ahora se ha hecho, las crisis traen consigo oportunidades y asimismo cambian el paradigma. El trabajo de mercadeo y su estrategia debe ser lo suficientemente flexible para que toda la empresa y sus departamentos puedan aportar a la estrategia, identificarse, estar en la misma página y llevar la misma dirección. De esta forma, habrá un trabajo más eficiente, ordenado y efectivo. Como dice la frase: “locura es hacer lo mismo esperando resultados diferentes”.

Siendo que exista una estrategia clara y lo suficientemente flexible para incluir tanto a responsables de la empresa como clientes dentro de ella, se debe considerar entonces el peso del papel del mercadeo y cómo este puede sostener los intereses de ambas partes en tiempos de crisis. Sin embargo, plantear una estrategia flexible para la empresa no debería esperar a ser la medida aplicada ya en momentos de crisis. La mejor medida sería aplicar la estrategia a tiempo, para así permitir disminuir los efectos de la crisis y prevenir el riesgo. Entonces, ante la situación económica actual, ¿está su empresa preparada para enfrentar una crisis?

 

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