Mi nombre es Natalia Ruiz. Soy una artista costarricense y actualmente vivo en Los Ángeles, California. Crecí en San José dibujando, pintando y tomando fotos desde niña. Mi mamá era pintora y daba clases de pintura para niños en mi casa los sábados".
Estas son las palabras de la protagonista de nuestra historia. A sus 25 años, recuerda cuando estaba pequeña y los fines de semana su casa se convertía en un canvas gigante, las paredes pasaban cubiertas de lienzo y eran pocas las reglas de dónde no pintar. Su hogar era un cuadro vivo, lleno de color.
En ese ambiente creció y se educó. Por tanto, al momento de dar el paso a la vida universitaria, Ruiz ingresó a estudiar animación digital en la Universidad Véritas, allá por el 2014. Años después, en 2016, tuvo la oportunidad de viajar a Madrid con el fin de terminar sus estudios en la Escuela Trazos.
En enero del 2017 inició su aventura por los Estados Unidos que ha traído pasajes soñados así como momentos desafiantes. Gracias a una beca presidencial para estudiantes internacionales, se mudó a Brooklyn, Nueva York para estudiar bellas artes con énfasis en fotografía en Pratt.
Durante mis años en Nueva York, experimenté con collage, pintura, dibujo, ilustración, serigrafía, fotografía análoga, fotografía de gran formato, fotografía digital, impresión digital y procesos alternativos de fotografía".
Natalia nos explica que aquel fue un espacio ideal para explorar todas sus áreas de intriga y “quitarme las ganas de ¿qué pasa si trato esto?”.
Cuenta que cuando no estaba en la universidad trabajando en proyectos o yendo a clases, estaba en Manhattan trabajando para el estudio Catch New York. Ese estudio creativo la contrató originalmente como interna de fotografía, pero vieron que también sabía de teoría del color, animación y diseño gráfico, y la pasaron a diseñar también.
En pocos meses se convirtió en la productora creativa de la compañía y años después en la directora de arte. Trabajó en campañas para prestigiosas compañías como: Nike, Hewlett Packard, Reebok y Lowes Hotels.
COVID, Lupus y Sombreros
A principios del 2020, renunció a Catch para ser la directora de arte de Luminary, un prestigiosos canal de podcasts.
Trabajando ahí, diseñé la portada del Trevor Noah Podcast, C-Word de Lena Dunham, Under the Skin de Russell Brand y muchos otros podcasts de Luminary".
No obstante, llegó la emergencia por COVID-19, sus planes se pausaron y se mudó a Los Ángeles. Quedó desempleada debido a que la compañía no tenía suficiente trabajo para contar con ella y la otra donde buscó se declaró en banca rota.
Natalia nos cuenta que ahora vive de proyectos de freelance como directora de arte para algunas compañías y que la mayoría de trabajos giran alrededor de COVID-19. "Trabajar como freelancer me permite dedicarle tiempo a mi arte", dice optimista.
A los pocos meses de vivir en LA, recibió una difícil noticia. Le diagnosticaron con lupus sistémico, una enfermedad autoinmune sin cura que paraliza toda mi actividad física y mental. Ruiz le encuentra la vuelta a la situación:
He usado este espacio tan extraño para crear arte relacionado con el tema. Tengo una colección de ensayos y poemas, que van de la mano con unos dibujos. Espero tener listo este cuerpo de trabajo para el principio del 2021”.
Las personas diagnosticadas con lupus son hipersensible al sol, por lo que a Natalia le solicitaron usar sombrero, anteojos y protección siempre, a fin de evitar dificultades.
"No tenía sombreros, pero después de escuchar eso me convertí en una sombrerera", comenta Ruiz. Los sombreros que se compró parecían aburridos, entonces los pintó a mano para que fueran como ella quería.
Sin querer, sus sombreros se convirtieron en un éxito. En la calle la gente le preguntaba sobre ellos y sus amigos le pedían que les hicieran. Dio pie a una pequeña tienda en Instagram. "Cada vez que publico un diseño nuevo, pasan solo un par de días hasta que se me agote el inventario".
Inesperada etapa en el cine
Ser freelancer también le dio la oportunidad de participar en una película indie como actriz y como artista visual. Pese a nunca haber actuado en su vida, en setiembre surgió la oportunidad. Sintió que fue ponerle pausa a la pandemia.
“Iba de camino a la playa con Sam, mi mejor amiga, cuando me llamó Andrew Morgan, el director de cine. “Vi tu Instagram, me encantan tus dibujos, tus fotos, tu estilo… te gustaría estar en mi siguiente película?”.
Su amiga iba a actuar en su película y le comentó que estaban en busca de una artista que pudiera pintar en vivo, dibujar, y encargarse del arte visual para el set de la película.
Vamos a darte un poco de coaching y creo que esto se va a sentir como hacer una película con tus amigos en el cole. Pocas cámaras, bastante improvisado, y solamente tenés que ser vos", le indicaron para convencerla.
Se convenció cuando supo que se iba a grabar en la garganta del río Columbia en Oregon. “Vi las fotos del paisaje verde, los acantilados, los lagos y en un segundo dije que sí”. La película se llamaSamantha Rose, el nombre completo de su amiga Sam.
“Eventualmente me mandó el guión y me di cuenta que mi personaje estaba presente en muchas más escenas de las que me imaginaba”. Su personaje, Luna, es introvertido, introspectivo, y sabio.
Leímos nuestras escenas con él y las practicamos una y otra vez. Al final del día me sentía como que vivía en un disco rayado. Lentamente comencé a perder mi lado extrovertido y gracioso, volviéndome en el personaje que Andrew escribió para mí".
Era la primera vez en meses que veían a otras personas. Sintieron la dicha de ser parte de un proyecto, estar afuera, conectar con personas nuevas y dar rienda suelta a la creatividad. Grabaron en un pueblo en el cual no existía ni un caso de COVID y “teníamos que hacernos exámenes a cada rato para estar seguros”.
Al final no fue como grabar una peli en el cole. El equipo de cámaras superaba las 20 personas, había esteticista, asistentes de producción y una persona que le llevaba el vestuario y le ayudaba a cambiarse cuando era necesario.
Conforme pasaba el tiempo me daba cuenta que todas las personas involucradas no solo eran muy talentosas y expertas en lo que hacían, también eran personas extraordinarias", recuerda.
Andrew, el director, le pidió que llevara sus sketchbooks. Para su sorpresa, se enamoró de su sketchbook menos favorito. “Grabó escenas de páginas pasando por mis dibujos y también usó los dibujos que llevé sueltos para los sets”.
Se sentía raro estar en un mundo donde mi arte aparecía por todas partes. Las escenas que más disfruté grabar fueron en las que tenía que dibujar o pintar. Yo podía perderme en lo que estaba haciendo sin preocuparme por líneas o de las cámaras", describe.
También sus sombreros fueron usados para el vestuario de Luna. El personaje se sentía como una oda a su arte visual. Ahora ayuda con el póster y los gráficos de la película. Actualmente el filme está en proceso de postproducción y su lanzamiento está proyectado para principios del 2021.