El refrán de que en política no hay sillas vacías aplica siempre y las decisiones que se tomen hoy, incluyendo la de incorporar más impuestos a los costarricenses afectará irremediablemente los bolsillos de las nuevas generaciones, empeorando su condición de vida. En Costa Rica existen impuestos para casi todo y lo confirma el Banco Mundial (BM) en su informe, Paying Taxes 2020, demostrando que tenemos una de las cargas tributarias más altas del mundo: 58.3%.

Durante el mes de septiembre del presente año el gobierno insistió para convencer a la ciudadanía de apoyar la propuesta que se le presentaría al Fondo Monetario Internacional FMI, para acceder al Servicio Ampliado del Fondo (SAF), incluyendo un nuevo paquete de impuestos.

Bueno, el primer riesgo asociado a los impuestos en palabras simples es que va a empobrecer más a los jóvenes, actualmente la situación del desempleo es crítica para los jóvenes costarricenses (154 mil personas jóvenes entre 15 a 24 años en condición de desempleo, 48%, en el 2020), y al momento de establecer más impuestos, automáticamente nos hacen más pobres.

Si nos vamos al impuesto de transferencias bancarias el panorama es peor. Si al dar sus primeros pasos en el mundo profesional desea ser emprendedor tenga en cuenta que le estarían cobrando impuestos por la compra de cada insumo de producción, luego por vender su producto y por tanto, los precios de venta del producto final serán mayores, situación que se traducen en menos ventas.

El otro riesgo asociado a los impuestos es fomentar la informalidad. Ya la situación es complicada en pandemia para muchos costarricenses, cientos de trabajadores se encuentran hoy en día en el subempleo o en la informalidad debido a la crisis sanitaria y si, además, aplicamos nuevos impuestos la situación sería insostenible.

Algo más preocupante es el efecto perjudicial que provocaría en las arcas de la CCSS, más informalidad implica menos cotizaciones, complicando aún más la situación financiera existente de la institución.

Como reflexión final, la situación en la que se encuentra hoy el país, me preocupa bastante como joven, ya que no veo voluntad para un consenso político enfocado a resolver nuestros problemas, más bien se observan muchos egos en las mesas de diálogo.

En estos momentos complicados deberíamos como sociedad tener sabiduría y mucha apertura a la negociación, no solo porque nos encontramos a las puertas de un acuerdo con el FMI, o de un paso más para el default.

Con ese panorama pretender más impuestos para salir del problema sin reactivación económica es como tratar de empujar uno solo un camión varado cuesta arriba, ya decía Winston Churchill: “Una nación que intente prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un balde tratando de levantarse tirando de la manija”.

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