Por Raquel Barahona Alvarado – Estudiante de la carrera de Administración de Negocios
El COVID-19 vino como un remolino a sacudir el mundo empresarial. Para muchos, al no tener un Plan B en caso de desastres y al no saber reinventarse, esto significó la muerte. Para otros, esta fue una oportunidad para resurgir como un ave fénix. Es aquí cuando la capacidad de liderar, ser autodidacta y “pilotear” un negocio se vuelve clave para sobrevivir y, en muchos casos, destacarse como una leyenda a la que “el coronavirus no pudo vencer”. Durante el primer mes de la pandemia en nuestro país, al menos “331 empresas se vieron obligadas a suspender labores y 9.728 personas trabajadoras quedaron sin empleo” (Estrada, 2020). Por esta razón, quiero resaltar la importancia del liderazgo como ventaja competitiva y mencionar algunas razones por las que, más que verlo como una época de crisis, debemos verlo como un impulso para innovar.
Para muchas empresas, la idea del liderazgo se define como “capacidad de motivar”, sin embargo, este concepto es mucho más amplio. Un líder tiene muchas otras cualidades, como “ver las oportunidades, las amenazas, las barreras y estimular el mayor número de soluciones posibles, de tal manera que se analicen a fondo con varios métodos de toma de decisiones en beneficio del negocio” (Alfaro, 2017). Por lo tanto, la verdadera clave del liderazgo se encuentra en la toma de decisiones, en establecer objetivos, planear y solucionar.
Por otra parte, muchos se han quedado estancados entre lo que es el liderazgo de antes y el nuevo liderazgo. Algunas características del primer tipo serían “controlar, proteger, dar instrucciones, promover estructuras verticales y una cultura de esfuerzo orientada por reglamentos y obediencia” (Morales, 2019). Por el contrario, el nuevo liderazgo promueve conductas como “preparar a la gente, generar confianza, involucrar, compartir metas y promover estructuras horizontales que sean orientadas a equipos”. (Morales, 2019). De esta manera, como dirigentes en una organización, podemos preguntarnos cuál de estos tipos nos identifica más, y tomar medidas para crear la integración a través de una cultura organizacional sólida con líderes que nos lleven al éxito.
Ya que esta habilidad blanda utilizada de forma apropiada crea un ambiente que promueve la creatividad y el trabajo en equipo, es de esperarse que las empresas que forman a sus empleados tengan mejores resultados, pues “las compañías que invierten entre 1.5 y 2 veces más en liderazgo cosechan resultados que son tres o cuatro veces mayores que sus competidores.” (Alfaro, 2017).
Para finalizar, quiero mencionar algunos consejos para promover un cambio en cuanto a la gestión del valor de las empresas durante la crisis, que están estrechamente ligadas a la forma de liderar de cada compañía:
Identificar, diagnosticar y priorizar los indicadores que generan valor (ventas, rentabilidad, utilización de recursos), impulsar la identificación de oportunidades, reajuste de metas y estrategias, reinventar servicios y productos, tomar tiempo para la correcta comunicación, definir métricas de cumplimiento y trabajar en conjunto con acreedores, proveedores y clientes. (Bermúdez, 2020).
El cambio muchas veces llegará de forma impredecible, sin embargo, existen herramientas que permiten crear nuevas estrategias para la mejora en productos, servicios y procesos empresariales. El mundo que enfrentaremos luego de la pandemia será totalmente distinto al que conocemos; sin embargo, el que sabe afrontar los obstáculos positivamente de la mano con sus equipos logrará crear una nueva perspectiva del negocio, de la cultura empresarial y hasta de su posición en el mercado.
