El primer cartel de la droga en México, entendido como una estructura de poder y crimen organizado, fue un acto reflejo ante la operación “Condor” diseñada por Henry Kissinger y lanzada para controlar el narcotráfico en Sinaloa en el año 1977.

El llamado “efecto cucaracha”, hizo que Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero migraran a Guadalajara, Jalisco. Apoyados por Ernesto Fonseca Carrillo, alias “‘Don Neto”, crearon en dos años una “sociedad” conocida como el Cártel de Guadalajara, que estableció los cimientos para el inicio del narco en México de una forma jerárquica equivalente a una empresa delictiva.

Rafael Caro Quintero se inclinaba por el cultivo de marihuana, pero Miguel Ángel Félix Gallardo estableció un nexo con el poderoso Cartel de Medellín con Pablo Escobar a la cabeza, su idea inicial era transportar la cocaína colombiana a los Estados Unidos de Norteamérica a cambio de un porcentaje y lo hizo.

Con el cierre de la ruta del Caribe por el control estadounidense, los carteles colombianos perdieron poder frente a los mexicanos, quienes a partir de 1997 controlan la ruta del Pacífico. Evidentemente, la muerte de Pablo Escobar y el ocaso del Cartel de Cali fueron factores que posibilitaron esa transición.

Antes que esto sucediese, un joven sicario llamado Joaquín “Chapo” Guzmán, quien respondía a Félix Gallardo, era el líder de un grupo denominado “Los Dormidos”, encargados de matar y llevar los cuerpos a cementerios clandestinos, especialmente a la finca “La Primavera” en el municipio de Zapopan.

Gracias a unas fotografías aéreas tomadas por el agente de la DEA (Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas, creada por el presidente Nixon en 1973),  Enrique “Kiki” Camarena el 6 de noviembre de 1984, se intervino policial y militarmente el Rancho Búfalo, situado en el sur de Chihuahua, en una zona desértica, donde (no hay consenso acerca de la cantidad de marihuana incautada) se destruyó droga que en el mercado estadounidense tendría un valor potencial de 8 mil millones de dólares, si bien algunos especialistas creen que la cifra es menor. Pero en todo caso, fue un golpe muy fuerte a nivel financiero para el Cartel, especialmente para Caro Quintero.

La versión oficial es que Rafael Caro Quintero ordenó la tortura y asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena, con la anuencia de los otros dos capos de Guadalajara (esta versión de la llamada “Operación Leyenda” fue vista en la segunda temporada de “Narcos México” por una plataforma de streaming). Sin embargo, el ex agente de la DEA Héctor Berrellez, quien dirigió la investigación de ese organismo para esclarecer la muerte de Camarena, afirma en el 2020, que la orden de matar al agente de la DEA, no provino del cartel, sino de la CIA.

El torturador y autor material del homicidio, según Berrellez, es el agente cubano Félix Ismael Rodríguez, especialista en operaciones encubiertas. La decisión de ese organismo (supuestamente) obedece a que, desde el año 1984, el Senado norteamericano prohibió dar fondos a los Contras en Nicaragua y guerras similares, por lo que proveyó de armas al cartel de Guadalajara a cambio de drogas para vender en Estados Unidos, y obtener dinero para financiar la Contrarrevolución contra Ortega. Al parecer Camarena sabía, o estaba a punto de descubrir esto, y esa es la razón por la que fue asesinado. El dosier detallado en papel que Héctor Berrellez envió a la DEA desapareció, y fue transferido a un puesto de escritorio a Washington D. C. hasta su retiro.

La desintegración

Ante la presión oficial del gobierno estadounidense, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, dieron la espalda a Rafael Caro Quintero, quien fue escoltado al aeropuerto internacional de Guadalajara por la policía. Aunque estaba la DEA presente, el encargado mexicano de su arresto, el comandante Armando Pavón Reyes, de la extinta Policía Judicial Federal, afirmó que no era el narcotraficante sino un colega, y ante la incredulidad general, Caro Quintero voló a Sonora.

En 1989, se detuvo a Miguel Ángel Félix Gallardo, y el cartel de Guadalajara se derrumbó como una mazmorra de naipes. De ahí se produjo un reparto de territorios, todos en manos de sinaloenses, uno de ellos: el Chapo Guzmán. El único cartel que ya existía y que no pertenecía al grupo de Sinaloa es el Cartel del Golfo, rivales acérrimos desde entonces, luego perderían el dominio del territorio a manos de los Zetas, que eran su brazo armado.

La historia de los múltiples grupos que luchan por el control de los territorios de la droga en México ha experimentado una fragmentación enorme, motivados por la ambición y la riqueza rápida, surgen nuevos grupos que retan a fuego a aquel del cual se originan y la historia se repite en un bucle de sangre interminable.

Costa Rica

El 4 de abril de 1985, a las 5:45 de la mañana, agentes de la entonces Unidad Especial de Intervención (UEI) y de la Sección de Estupefacientes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ingresaron a la quinta La California, en San Rafael de Ojo de Agua, detuvieron a Rafael Caro Quintero en compañía de la hija de un exgobernador de Guadalajara, y cinco mexicanos más.

Para ese momento, Caro Quintero poseía cuatro propiedades valoradas en unos dos millones de dólares de la época, una estaba ubicada en San José de la Montaña, otra en Bello Horizonte de Escazú, una más en Vázquez de Coronado, y la quinta de San Rafael de Ojo de Agua donde fue capturado.

Además, se le decomisó trescientos mil dólares en efectivo, un arma enchapada en oro con diamantes, joyas valoradas en ese entonces por un millón de dólares, y dos carros de lujo. Una vez en México, Caro Quintero estaba detenido en una prisión estatal de Guadalajara, donde pasó 28 años preso hasta el 2013, cuando gracias a una “argucia legal” y una decisión judicial “extraña”, logró una cuestionada libertad, pese a que un Tribunal Superior anuló la decisión judicial y ordenó su captura internacional. Se encuentra en fuga desde entonces.

Según revela el ex agente Héctor Berrellez, desde los tiempos del Cartel de Guadalajara, los capos eran muy generosos con la “feria”, a las autoridades que los protegían, siendo que, eso incluía todos los poderes y mandos, incluso los más altos de México. En cuanto a Caro Quintero, la prensa escrita de la época reseñó que un “poder superior” lo protegía en Costa Rica y se especuló de la corrupción y “compra” de autoridades, pero nadie fue llevado a juicio por ello.

A título personal, tengo 31 años de incorporado al Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica, solamente he ejercido en materia penal, prácticamente dentro del Poder Judicial, he visto muy pocos casos de corrupción (lamentablemente sin pruebas para poder denunciarlos).

Dentro de la lógica de estas organizaciones criminales, sean nacionales o extranjeras, van a intentar (si es que no lo han hecho ya) infiltrar todas las esferas del Estado para contar con un soporte de apoyo ilegal. Dentro del mundo que conozco: el judicial, existe el debido proceso y la presunción de inocencia, pero también, sigo creyendo que la gran mayoría de nuestros operadores jurídicos son gente de bien.

Pese a ello, no puedo cegarme a la realidad, por dolorosa que sea. Cuando un jerarca policial o fiscal acusa públicamente, debe tener pruebas de lo que afirma, porque sabe, que, de lo contrario, el fiasco y descrédito será terrible para la institución. Por eso, independientemente de los afectos o desafectos, sigo creyendo en nuestro sistema judicial, y si me equivoco, hagan una colecta y cómprenme una cajita blanca.

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