El país tiene semanas de estar padeciendo la violencia injustificada de un puño de gente que no se sabe quiénes son ni realmente qué quieren. Con la excusa de oponerse a un acuerdo con el FMI que está lejos de cuajar pero que no deja de ser necesario, literalmente cuatro gatos se dedicaron a violentar el derecho al libre tránsito en numerosos puntos del país. Envalentonados por la laxitud, tristemente típica de las Fuerza Pública, estos criminales pasaron rápidamente de solo impedir el paso, a cobrar "peaje" y luego a agredir a ciudadanos y policías.

Mientras en las calles, grupos de engañados algunos, ignorantes otros, causaban desmanes, los autodenominados "líderes" exigían al gobierno sentarse a negociar con ellos y con nadie más. Con una arrogancia pocas veces vista, dos fósiles políticos, Célimo Guido y José Miguel Corrales, se atribuyeron la potestad de ser los únicos dueños del derecho a definir las políticas públicas del país. La respuesta del gobierno, al menos esta vez, fue la correcta: no va.

Ante la creciente violencia e intransigencia del movimiento y las constantes apariciones de los dos sujetos mencionados en varios medios de comunicación, pronto se empezó a cuestionar el rol de la prensa. Al menos en el mundillo de Twitter fue frecuente el llamado a no dar micrófono libre a voces que, no se sabe exactamente a quién representan, y que para el final de la primera semana de protestas ya habían quedado en evidencia por sus mentiras.

El 13 de octubre, Jerry Alfaro llevó a Célimo Guido a la edición del mediodía de Noticias Repretel. No habían transcurrido ni 10 minutos de la entrevista y ya Célimo le había chorreado a Jerry una retahíla de mentiras francamente absurda. Pero lo realmente increíble fue ver como el director de un telenoticiario nacional no quiso o no fue capaz de cuestionar absolutamente nada de aquel desparpajo. Una vez más, sin un ápice de vergüenza, Célimo le mintió al país sin que hubiera consecuencia alguna.

Célimo dijo que fue por causa de las acciones de la Fuerza Pública que hubo niños baleados (hace referencia a Pococí), que se dieron allanamientos ilegales en el levantamiento de las protestas (no indicó dónde). Sugirió que "pueden pasar muchas cosas que nunca hemos visto en Costa Rica" porque el pueblo está enojado. Le pidió a la Fiscal General de la República que "abra el expediente que tiene el presidente de la República y el ministro Michael Soto por un montón de temas oscuros que no han querido destapar".

Ni una sola vez le cuestionó algo Jerry, nada. El director de un medio permitía que un sujeto cualquiera le mintiera en su propia cara, en televisión en vivo, sin replicarle. ¿Cómo era eso posible? La explicación rapidito vio la luz: Jerry no invitó a Célimo para entrevistarlo en el sentido propio de la palabra. Su objetivo era servir de algo así como una especie de garante o facilitador de un acuerdo para que los bloqueos terminaran. "Podemos abrir esta ventana en este momento a través de Noticias Repretel para que se pueda gestar ese acercamiento entre las partes?" Con todo lo que ha sucedido las dos últimas semanas, con los hechos de violencia de hace menos escasas 24 horas, no se puede menos que repetir lo que el mismo Jerry dijo alguna vez en la edición de la noche: "¡me cago en la puta!"

¿En qué cabeza cabe que la función de la prensa es orquestar acuerdos, ser mediadores? ¿Por qué un director de un medio se toma la atribución de una tarea que no es propia de su profesión? Si precisamente las representaciones ilegítimas y la usurpación de funciones es parte de lo que nos trajo aquí, ¿qué le hizo creer a Jerry que era buena idea subirse a ese mismo tren? Jerry se vio a sí mismo, sino como mesías, al menos como pacificador. Lamentablemente carece de la credibilidad personal o peso mediático que normalmente se necesitan en esos menesteres.

Que haya fallado en una misión que nació muerta es lo de menos. Lo realmente grave es que, por causa de su impericia, el agitador, sedicioso y mentiroso tuvo 30 minutos de micrófono gratis para explayarse a sus anchas, llenar de mentiras el debate y salir por la puerta con toda tranquilidad. Célimo le afirmó a Jerry que sí, que duerme muy bien y muy tranquilo. Espero que para el director de Noticias Repretel la noche del martes fuera una de verdadera y profunda reflexión que le permita darse cuenta del daño que le pudo haber causado al país.

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