Para las instituciones públicas, el 2020 ha sido un año sin precedentes. La pandemia nos enfrentó a un período de incertidumbre como ningún otro, y nos obligó a cambiar las rutinas de nuestros trabajadores, así como la manera en que brindamos nuestros servicios.
La emergencia no ha concluido, y quedan meses complejos por delante. Sin embargo, hasta la fecha el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) ha hecho frente a este difícil contexto de manera exitosa. Con orgullo y satisfacción, es posible afirmar que la institución ha dado pasos positivos en el saneamiento de sus finanzas y en su operación, al tiempo que ha colaborado de manera solidaria con el país.
En este contexto, la continuidad de nuestros servicios ha sido una prioridad. En un estudio de la Contraloría General de la República publicado en agosto, en donde se evaluaron los niveles de continuidad de los servicios públicos críticos durante la pandemia, el ICE quedó colocada como la tercera mejor institución de las 21 que fueron escrutadas.
Gracias a nuestras plantas de generación eléctrica y a las inversiones que hemos hecho en transmisión y distribución, este año hemos mantenido los mejores indicadores de desempeño a nivel nacional. Además, hemos colocado en el mercado eléctrico regional energía por un valor de ₡6 mil millones, monto muy superior a los ₡1970 millones colocados en 2019; y no hemos requerido la compra de combustible para generación eléctrica, lo cual implica un menor costo de generación por casi ₡13 mil millones.
El mantenimiento e instalación de los servicios eléctricos y de telecomunicaciones también se han sostenido en este contexto. Gracias a nuestros trabajadores, en este primer semestre del 2020 se registró un crecimiento del 43% de la red de fibra óptica con respecto al mismo período del año pasado. Además, en este lapso la instalación de nuevos servicios de telecomunicaciones creció un 27%. El empeño de todo el personal también fue vital para reducir en un 50% el tiempo de atención de averías e instalaciones, así como para habilitar en este primer semestre más de 5000 nuevos servicios eléctricos en todo el país.
Con la pandemia, también se consolidó el teletrabajo. Al inicio de la emergencia, se tomó la decisión de facilitar esta modalidad a más de 7 mil empleados. Con esto, se logró una disminución del gasto en limpieza, combustible, viáticos y consumo de electricidad, agua y telecomunicaciones, generando entre marzo y agosto un ahorro aproximado de ₡1905 millones.
La COVID-19 también instaló la educación a distancia en el país. En este tema, se colaboró con el Ministerio de Educación Pública (MEP) en la implementación de una línea telefónica para atender dudas sobre la plataforma que se utiliza en este tipo de enseñanza. Hasta la fecha, el ICE ha atendido más de 88 mil consultas de profesores y estudiantes por esta vía.
La pandemia no evitó apostarle al futuro. Y por eso, parte de nuestras acciones han reafirmado el compromiso que tenemos con la descarbonización de la economía. El país sigue generando la energía eléctrica en un 99,65% con fuentes renovables, manteniendo así el liderazgo mundial en este ámbito. Además, la institución sigue trabajando en la red de recarga de vehículos eléctricos, que pronto crecerá con 29 cargadores rápidos adicionales. También, somos parte de un plan piloto interinstitucional para la electrificación del transporte público. Gracias a esta iniciativa, en los próximos meses se pondrán a rodar por las calles 3 autobuses eléctricos.
En el ICE hemos trabajado con eficiencia, compromiso, tecnología y solidaridad; hemos implementado medidas para reducir gastos y mejorar nuestros servicios al mismo tiempo que aportamos, con nuestra experiencia, a las necesidades nacionales en este difícil contexto.
El 2020 y la pandemia aún no finalizan. Sin embargo, cuando observo todo lo que hemos logrado en estos meses tan complejos reafirmo mi convicción de que el ICE saldrá fortalecido de este período. Cuando todo esto pase (porque pasará), seremos una institución más robusta y mejor preparada para enfrentar el siglo XXI que todavía tenemos por delante.
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