Aristóteles nos dice que una forma de gobierno buena, promueve la capacidad del ciudadano de llevar una vida virtuosa, es decir, el gobierno bueno es el que busca el desarrollo del pueblo y no se centra en su propio interés, el que reconoce como inquebrantable, el derecho a que cada persona sea libre de buscar su propia felicidad. Un estado no intervencionista.

Según Confucio, antiguo pensador chino, si el deseo de un líder es el bien, la gente será buena. Un buen dirigente no es aquel que esta mas preparado si no aquel que es empático con su pueblo, ese que conoce las necesidades de sus gobernados.

Si los administrados son malos, tendrán un administrador malo, porque es lo que se merecen y lo que fomentan. Siempre el líder va a ser reflejo de la población, por eso, me parece de suma importancia que dejemos de normalizar actitudes poco honestas, como la corrupción, la no transparencia, el populismo y el engaño.

¿Qué características debe tener un gobierno para poder ser llamado ideal? Para elegir a los hombres o mujeres adecuados para llevar acabo la función de representante, un gran factor que debemos tomar en cuenta es el carácter del candidato, ya que un líder sabio y justo produciría en las personas ser sabias y justas. Aquel que gobierne debe sobreponer el bien de todos y reconocer los valores y la ética antes que el dinero y la corrupción, debe crear leyes que respondan al interés del pueblo.

Nosotros como pueblo votante, a la hora de escoger nuestros representantes debemos encontrar en ellos el balance entre experiencia y carácter, debe ser alguien que esté listo para su puesto, alguien honesto y empático, pero lo más importante, una persona que sepa que la soberanía reside en el pueblo.

Todo esto ya lo conocemos, nosotros como país, sabemos lo que significa ser buen líder, las características que este debe tener y como debe comportarse, mas, no obstante, le tenemos miedo. Así como lo escuchó. El pueblo costarricense le teme hoy en día al gobierno de un hombre o mujer correcta, y ¿Por qué? Sencillamente estamos prefiriendo la lujuria, el placer, la corrupción y sobre todo la ignorancia. Esta escogencia de desinformación no la hacemos al propio, es algo automático, es una característica del costarricense de hoy en día, y esto debido a que el tico, ¡se acostumbró! Nos volvimos conformistas y manejables, y gran parte de la culpa la tiene el pensamiento latinoamericano que siempre nos ha hecho pensar que somos inferiores, incompetentes, incapaces de convertirnos en un país desarrollado, acostumbrados a la corrupción, y pues claro, gracias a las leyes keynesianas que se han mantenido en América Latina, de endeudarnos y aumentar el aparato estatal como respuesta a las crisis.

Al-farabí, filosofo árabe, argumenta que el pueblo teme a los gobiernos honestos por alguna de estas tres razones: son ignorantes, son perversos o están equivocados. En mi opinión, los costarricenses somos una mezcla de las tres. Por un lado tenemos un sector el cual es ignorante, no conoce sobre las verdaderas propuestas que nos llevarían a tener un mejor desarrollo, se dejan llevar por lo que digan las masas y no buscan informarse por sus propios medios, no les interesa las crisis financieras que enfrentamos y pareciera que viven en otro país, ya que se muestran indiferentes a la decisiones que se toman, lo que sin lugar a duda, los vuelve ignorantes. Del otro lado tenemos a los perversos, son aquellos que saben cuales son las soluciones para los problemas nacionales, pero deciden ignorarlas, se creen dueños de la verdad, son egocéntricos, buscan su propio beneficio, hacen a un lado las necesidades del pueblo, pero si están anuentes de que estas existen, por ejemplo, el gabinete del gobierno actual. Y de ultimo tenemos a los equivocados, estos creen tener la razón y no comprenden la realidad nacional, muy parecidos a los socialistas del siglo XXI, porque, aunque las experiencias y datos empíricos demuestren que este sistema político no funciona, ellos lo siguen defendiendo y creen que es la solución a nuestros problemas.

Un gobierno legítimo debe estar abierto a conversar y escuchar, para que así se impongan leyes que satisfagan el interés del pueblo y no de los gobernantes, para lograr optimizar el desarrollo del país. En otras palabras, gobernar es solo posible con ayuda, que el gobernante no solo se fie de su “sabiduría” si no que, en cambio, se asesore de los eruditos y escuche la opinión del pueblo.

¿A quién no le gustaría ver a Costa Rica mejor? ¿Quién de ustedes se opone a que nuestro país salga adelante, sea más próspero y estable en todo sentido? Esto solo lo lograremos si empezamos a darle mas importancia al individuo y menos importancia al estado, solo así bajaremos la burocracia, los impuestos y el despotismo del gobierno. Debemos cambiar nuestro pensamiento de que un gobierno grande nos va a ayudar más, al contrario, entre mas grande el gobierno, mayor será la tasa de impuestos, por ende, menos dinero a nuestros bolsillos.

Costarricenses, que la lujuria, la vagancia, y la pereza no nos gane. Informémonos, analicemos, y aprendamos a escoger un buen gobernante. Aquel que abrace las ideas de la libertad que llevan a la innovación social y aumento del conocimiento, y también contribuyen al desarrollo y felicidad de un país.

“Uno de los grandes errores es juzgar las políticas y programas por sus intenciones más que por sus resultados” -Milton Friedman.

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