Si cada suceso trascendente tuviese una pieza musical que le acompañe, la canción del canta-autor argentino Carlos Gardel, Cuesta Abajo, sería la que amenice la actuación de la administración Alvarado Quesada en lo que lleva de mandato. Y para ser tajante en el argumento, la relación de esta inmortal canción con el gobierno flemático en curso, no será por los dotes de arte y talento que en ella suscribe. Sino más bien por el dolor impreso y desgarrante en la apasionada melodía. Y como todo aún no está cantado, y falta por cantar: la intensión fatídica de nuevos impuestos en una desfavorecida negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el mal manejo de las protestas y bloqueos, —dicho así por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia —, es lo que desentona en la melodía que llamamos cotidianidad.

¡Corpus Christi! Es lo que el gobierno quisiera estar celebrando para ver si algún milagro fiscal le cae a alguien dentro del Ministerio de Hacienda y se arregla los problemas fiscales del país; pero el tiro sale por la culata y se queda sin el chivo y sin el mecate ante el portazo de nariz que recibirá ante las calificadoras de riesgo como: Moddy’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings, sino logra construir una mesa multisectorial.  ¡Cuesta abajo en mi rodada! Es lo que expresa el primer mandatario en Casa Presidencial ante la diatriba de no tener claro cómo reactivar la economía y de no haberse quitado los guantes de seda ante los actos de bloqueo en el país. Habeas corpus, es lo que ahora recibe de la Sala IV y parece que ni un milagro los salva de la falta de acción de la Fuerza Pública.

Es que se ha vuelto claro para los costarricenses que la verdadera polarización no se encuentra en la sociedad en sí o en sus manifestaciones, sino en los polos de mando de la política actual. Esto da como resultado inequívoco, como si de una fórmula matemática se hablara: un gobierno que no ve otra solución sino encerrarse en las cargas fiscales, mismas que terminan y terminarán absorbiendo la mayor parte de los beneficios del nuevo emprendedor, y como segundo resultado, un grupo que no saldrá de su punto de confort y anclará su navío en la consigna de “no más impuestos”. ¿Qué tenemos como finalidad? Una negociación que nacerá muerta.

Y es que la situación de gobernanza se ha vuelto “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”, pero la solución aunque parece sencilla, para muchos no es obvia: primero, dejar la economía en manos del mercado evitando el intervencionismo que hace que el Estado se vuelva la competencia de los empresarios. Segundo, Comenzar a dejar las ideas de gasto de Keynes y abrirse a la verdadera reducción de este.

Como anillo al dedo y evidencia justa, el gobierno de Carlos Alvarado aumenta su gasto en alquileres en un 8.7% entre 2020 y 2021, mientras el país espera con paciencia cuestionada, la promesa de Elián Villegas de un recorte en dicho gasto. Sin embargo, el total a pagar de ₡ 61.000 millones sigue sin variación alguna. “Como es lógico, cuanto más amplía el poder público el ámbito de su acción, tanto más se hipertrofia el presupuesto” (Ludwing Von Mises, La acción Humana p. 869).

Será un buen puente para el estribillo: la reducción del estado, el gasto justo y evitar la duplicidad de ministerios reduciendo así su crecimiento. Entonces será otra la canción, un poco más alegre, que acompañe a esta revoltosa cotidianidad en Costa Rica.

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