Primero vamos a especificar algo que parece irracional tener que aclarar, la cultura es todo lo que nos rodea, hasta el fútbol y las tortillas palmeadas, no solo la pintura o la danza.

¿Quiere dedicarse al arte? ¿Quiere producir arte? Pues muy bien, ya debería saber de antemano que deberá apañárselas con eso, comprar sus propios insumos, su propia materia prima, sus propias herramientas, buscarse un lugar por usted mismo para tener su taller y dedicarse a otra cosa para vivir, un plan b que todos los artistas deberían tener, ya es una cuestión de sentido común, la resistencia reside en sacrificarse por objetivos de bienestar individual y colectivo sin esperar que nos solucionen la vida, sino por el contrario encontrar las formas de crear a pesar de.

A lo largo de este camino dentro de los linderos de las artes plásticas he conocido a muchas personas, y una parte importante de esos compañeros o conocidos que ingresaron conmigo a la maestría en artes tenían una idea fija: pegarse a la teta, fuente eterna, de la Universidad de Costa Rica, como profesores, e ir escalando y rotando junto con sus compañeros hasta que la pensión les permita viajar por el mundo y dedicarse a pintar para sí mismos en un taller primermundista. Ese es el sueño de las sanguijuelas del arte, los conozco, he trabajado con ellos, estudiado con ellos, he asistido a sus clases, los he escuchado hablar, sé cómo son, cómo quieren vivir, y a la gran mayoría lo que les importa es pertenecer a una élite que vive en el lujo, pero se viste como Indira Gandhi, le prenden incienso a sus plegarias egocentristas y solo les gusta lo que les conviene. No he conocido personajes más arrogantes y prejuiciosos que los aspirantes al gremio de las divinidades intocables del arte costarricense. Todos sus discursos de igualdad, justicia y amor desinteresado por la profesión se les cae al suelo a menudo, eso lo conozco de primera mano, no me lo tienen que contar. La obra de arte que producimos, la constancia, la lucha no les importa, en muchos casos y aún más recientemente hasta la preferencia sexual es determinante para ser aceptado dentro de grupos que son extremadamente cerrados, monopólicos, despótico. Hablemos claro, es un desorden de narcisistas que autoevalúan su obra y se autodenominan estrellas del arte dándose palmadas en las nalgas unos a otros; los evito, me dan nauseas.

La calidad de las obras (festivales, ferias, obras por concesión, premios, simposios) es bastante cuestionable en un alto porcentaje, tanto que ya se ha perdido el merecimiento de los fondos estatales y no quieren aceptarlo. Lo único defendible y necesario es el apoyo a la niñez y la adolescencia, sobre todo en barrios marginales, zonas rurales, situaciones de riesgo social, pero no para que se conviertan en artistas, porque ya sabemos que eso no va a pasar con la mayoría, sino para que el ocio no les convierta en presas de la enajenación, la delincuencia y la miseria.

El problema de la curaduría es abismal, muchas veces no tienen con que llenar las salas y terminan por exponer lo que sea que se haya fabricado con materiales de librería, es risible el desorden que han generado algunos “curadores” en las salas de exposición, de tal forma que el arte ya no se sabe dónde comienza y donde termina, esto aunque no lo parezca es también parte determinante del problema, pues las carencias de criterio estético y el no aplicar los conocimientos éticos que provienen del total de la historia del arte convierte a las salas de exposiciones en salones de cachivaches, y las salas son los órganos de los museos, si una cosa está enferma el cuerpo rápidamente se degrada.

No todo lo que se hace con materiales artísticos es arte, no todo el que tiene la palabra artista junto a su nombre en las redes sociales es artista, inclusive es muy probable que todo el que se autonombre como pintor, escultor, escritor en las redes sociales sea un fiasco total. Ahora bien, es muy probable que estos mismos sean los que coleccionan más seguidores y más likes, precisamente porque al exigir muy poco del público son los que tendrán más demanda, el pueblo en general cree que todo lo que se hace con pintura es arte y por lo tanto no hacen ninguna diferencia, ahí ya podemos darnos también una idea de la poca educación que hay afuera, esto nos deja claro que las instituciones no han llegado a donde se debe, por ejemplo pintar una jirafa y tirarle pintura al fondo ni siquiera es una artesanía, eso no podría ni catalogarse dentro de la categorías de lo que estamos hablando, queda fuera, se anula, es un proyecto fallido.

Los que se autodenominan artistas (no debemos olvidar que es una profesión) son iguales a esos psicópatas que se autonombran como médicos cirujanos, es un irrespeto y eso trae consecuencias irreversibles para quienes sí lo respetan, una de esas consecuencias es lo que actualmente estamos viviendo, el abandono total por parte de los gobiernos. Estos personajes que pintan figuritas o participan en simposios de escultura y dejan monumentos públicos que no llegan ni a la primera capa de piel del talón de Bernini también son culpables, hay que sentar precedentes, hay que hablar de las cosas tal y como son, y quizá necesitaban que les quitaran el financiamiento para comenzar a hacer recortes necesarios también desde adentro, y ni hablar de los pleitos, las envidias, las serruchadas de piso bajo la actitud infame de la competencia despiadada que es común en el gremio.

Me gradué de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, así que presencié de primera mano el atraso y el olvido en que se encontraba el arte dentro de la academia. De no haber sido porque el árbol de manzana de agua que había dentro de la facultad colapsó y se llevó con él una parte del techo nunca hubieran restaurado las instalaciones y aun sería un cucarachero. La misma universidad se olvidó hace mucho tiempo de la infraestructura y las condiciones de sus estudiantes y docentes de arte.

El dinero tirado a la basura para mantener los privilegios de un montón de funcionarios incompetentes, sin vocación y sin méritos, que llegaron a sus puestos por las razones equivocadas, hoy nos queda absolutamente claro que funciona como excusa para castigar al arte, es parte también de estos cambios irreversibles en el respaldo a la cultura. En algunas oficinas ni siquiera contestan los teléfonos y entre el almuerzo y el café de media tarde sus responsabilidades se asemejan más a un picnic. La directora de un museo nacional de arte tiene en el escritorio de su oficina, para recibir abiertamente a sus iguales, dos computadoras Mac, las más caras, una laptop y otra de escritorio, y a la par la escultura de un pene negro con todo y testículos, quiere mostrarse elegante y desvergonzada, cool, atrevida, con astucia intelectual; ésta descripción que no es ficticia ni exagerada explica por sí misma a lo que nos enfrentamos, por eso nos hunden hasta en los detalles.

Los engreídos como directores, los arrogantes al frente de proyectos, acostumbrados al glamour de los vernissage, a la argolla, al lobby, al nombramiento a dedo por amistad entre profesores de las academias de artes o puestos similares en instituciones, todas prácticas comunes que van en crecimiento acelerado y sería muy difícil erradicar de no ser por un recorte en los beneficios económicos que les sostienen.

Los museos como cementerios donde de no ser por las excursiones de estudiantes de escuelas o colegios solo serían visitados por algunos hípster que, aún no se han decepcionado, de todo el sistema que rige qué se expone y qué no. El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, por ejemplo, con exposiciones que solo entienden quienes se dedican al arte y que a los pocos visitantes solo les genera repudio, aversión o sencillamente indiferencia. Edificios gigantes con gastos astronómicos que no representan ningún beneficio real más allá de quienes laboran dentro.

Los pobres sólo entran a los museos en excursiones de la escuela.

Las colecciones permanentes de los museos albergan cientos o miles de millones de colones, y aunque es el patrimonio tangible (de cuando el arte era de calidad) mantienen una fortuna en bodegas.

Las instituciones no volvieron a coleccionar arte porque los artistas que hacían obras cumbre o icónicas se han ido acabando.

La clase política es inculta, pero también les funciona que el pueblo deje de pensar y tener criterio propio. Se dieron cuenta que tienen el poder de acabar con el arte y de paso con los cerebros de muchos, son incultos, pero no tontos.

El entretenimiento callejero también funciona como distractor, es parte de la confusión y del problema, parques llenos de lanzafuegos, malabares, monociclos, y músicos sin desodorante, entreteniéndose unos a otros después de un par de pachitas. Actos de circo callejero que no tienen ninguna relación ni argumental ni lógica con lo que hay en las paredes del Louvre o en los libros de historia del arte universal. La degradación y lo retrógrada en su máxima expresión es una bomba de tiempo como el líquido inflamable que cargan en sus bolsos tejidos para los actos con fuego. Esto junto a algunas declamaciones de poesía con boina y bufanda son como explosivos en los cimientos de la cultura.

Por otra parte, imponer el arte (paredes rayadas) es un acto agresivo de autoproclamación, imagine usted salir de la casa y ver un mural de una temática que no le gusta, con facciones de un retrato que se hizo sin conocimientos de anatomía del dibujo y no se sabe si es un mono o un homo sapiens después de un atropello. Es violento convivir con paredes pintadas, que no son murales ni obras de arte, sino ocurrencias y garabatos. Imaginen que las orquestas sinfónicas estuvieran formadas por músicos sin educación musical y pasaran cada mañana y cada tarde de cada día tocando frente a su casa, es exactamente lo mismo, un porcentaje bastante preocupante de estas paredes rayadas no tiene ni siquiera una calidad regular, por eso en vez de ayudar también es parte del problema, muchos son «artistas» autoproclamados, con curaduría propia, un total desastre, y para empeorar el asunto se bautizan nombres “artísticos” como marihuano 8, cannabis legal, sin roll-on, callejero, tocola, rastica…culpables, son culpables también del irrespeto que hoy se nos viene encima y de las consecuencias directas sobre los niños y los jóvenes con talento y necesidades reales.

En este país no existe el papel de la crítica como tal, porque a la primera muestra de crítica nos vamos a topar con hostilidad. Los artistas son intocables, casi divinos.

El monopolio que tienen algunos que se enamoraron de figurar, de ser el centro de atención, del ambiente libertino y los eventos son como parásitos que desangran la cultura. De ahí también vienen todas las garrapatas que viven chupando de las instituciones del arte.

El arte es elitista, inaccesible en muchos casos, es para conocedores, académicos, artistas y para millonarios.

El impulso más grande que tuvo el arte para llegar a ser lo que hoy es, fue de la iglesia católica y las monarquías, hoy representadas por las clases políticas dominantes, cuando hubo coleccionistas en este país fueron los abuelos y los papás de quienes hoy manejan las empresas más despiadadas y los puestos políticos más desenfrenados. La inversión de las clases adineradas ya no existe porque las nuevas generaciones son totalmente incultas, les basta con las colecciones que les heredaron sus abuelos, o con comprar obras decorativas similares a los lienzos que venden en Pequeño Mundo, y creen que con eso tienen arte en sus casas.

En Costa Rica el cierre de las galerías privadas más importantes fue el primer indicio de lo que estaba por pasar, esto hablaba directamente del estado de la cultura de nuestro país y aunque esto pasó casi desapercibido nos dejó muy al corriente del destino del arte a corto y largo plazo.  La alianza del sector privado con instituciones y coleccionistas sencillamente desapareció de golpe. En paz descansen, Klaus Steinmetz Contemporary Art, Galería Alternativa, Galería Equilátero, Galería Jacob Karpio, Galería Lázaro. Uno de estos galeristas nos dejó algo bien claro: El Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) ha devenido en una entidad totalmente ‘ombliguista’; es decir, cerrada hacia el interior; solamente actúa para generar cultura al interior de Costa Rica o traer cultura de afuera para Costa Rica, pero con casi nula promoción de la cultura local a nivel internacional.

Los que realmente han tenido éxito y están fuera del país, no fueron ayudados realmente por las instituciones, los museos o por otros artistas del ámbito nacional, por eso mismo cuando se van no regresan.

¿A cuántos pobres alimenta el arte? ¿Cuáles estómagos llena? El arte no es a lo que le están recortando presupuesto, estoy seguro de que eliminando a todas esas sanguijuelas y buscando profesores ad honorem, voluntarios, gente con vocación que de verdad entienda cómo funciona el arte como resistencia, ese recorte de presupuesto no haría ningún efecto negativo.

Hace falta también llevar un control científico, riguroso, de los aportes tangibles del arte a nuestra cultura, y no sólo nombrar por encima, como sí cada lienzo pintando mágicamente produjera beneficios a su entorno o como si cada persona que toma entre sus manos un pedazo de arcilla contribuyera a su propia vida y a la de los más al elaborar un jarrón.

Me dirijo también a los izquierdistas de pacotilla, rezagados, retrógradas, de mal gusto, con diatribas melancólicas de la ex Unión Soviética, con boina y estrella, encaramados a las clases privilegiadas con hipocresía, como monos en el lomo de un payaso, monos de circo que no logran mantener sus propios discursos porque se inclinan ante los compradores de las obras como si se tratara de deidades. Hay una cantidad abismal de personajes que solo refuerzan estereotipos de hippies, desaliñados, con ínfulas de superdotados, siempre en contra de todo, llamando la atención, provocando, buscando el reconocimiento, siendo muy raritos o muy controversiales, detrás de la polémica e incluso el vandalismo. Han ayudado a formar una imagen negativa, son más culpables que los mismos políticos, han hecho todo lo que estuvo en sus manos para sabotear, y quitarle credibilidad al arte.

De repente todos defienden el arte, pero ¿qué es el arte? Dicen que la respuesta es muy subjetiva, y eso basta para que cualquiera que intente definirlo sea señalado como panfletario. Tener criterio estético es casi un crimen frente a las divinidades autoproclamadas del arte, pero no me he preparado toda la vida para quedar atado de manos ante esa pregunta, primero es importante situarnos ante el monumento avasallante de la historia del arte y mencionar solo unos cuantos, Caravaggio, Rodin, Tiziano, Rothko, Tamayo, José Clemente Orozco, Alexander Calder, y otros miles, que se encargaron de exaltar el arte hasta estándares que aquí han sido ultrajados hasta lo ridículo. Si partimos desde ahí ya nos encontraremos fácilmente con el problema que como una avalancha se ha venido llevando todo por delante hasta culminar en lo que hoy todos creen que es algo adrede, una maldad de unos cuantos diputados ignorantes. Como siempre el análisis es superficial, y eso es otra prueba de que los mismos artistas no han comido de la propia medicina espiritual e intelectual que pregonan.

El profesor de dibujo que acosa alumnas y exalumnas, el profesor de diseño que se hizo novio de un alumno, los funcionarios que dan puestos a dedillo a amigos y ligues, los que solo quieren estar con una copa de vino en la mano y ser el centro de atención de una muestra y del afterparty, los que nunca se preocuparon por investigar y mejorar, todos ellos son también parte de los culpables que han minado el camino del arte.

Se quedan muchos puntos por fuera, pero de seguir no terminaríamos.

Mi más sentido pésame a todas y todos los que aman el arte con pasión y devoción desinteresada.

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