Según el Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL, para el año 2018, cada dos horas una mujer es asesinada en América Latina por el simple hecho de ser mujer. La violencia feminicida en los últimos años se ha acrecentado de las formas más inhumanas y espeluznantes, los cuerpos de nuestras compañeras, amigas, hermanas, hijas, fueron violados, mutilados, descuartizados, desmembrados, calcinados, arrojados a barrancos, en banquetas, en bolsas de basura y otras formas crueles en las que fueron tratadas antes de ser vilmente asesinadas.

Cada compañera asesinada nos duele, nos aterroriza saber que por el simple hecho de ser mujer no estamos seguras ni en casa, ni en la calle, ni en el trabajo. Nos duele una sociedad indiferente que nos culpa por cómo vestimos, porque tuvimos que trabajar o estudiar o simplemente queríamos divertirnos, una sociedad machista, herteronormativa, patriarcal, sin autocritica, insensible, poco empática y deshumanizante que cubre los delitos hechos por hombres contra nosotras.

Somos niñas, adolescentes, mujeres adultas, ancianas, mujeres de la diversidad sexual que cada día nos unimos, gritamos y exigimos ¡JUSTICIA! Por cada una de nuestras hermanas asesinadas, porque ellas no son una estadística más. No somos un juguete que se usa y se tira al día siguiente, tampoco somos un premio que hay que ganar, somos MUJERES, libres, con sueños y metas, somos niñas, estudiantes, profesionistas, amas de casa, trabajadoras sexuales, seres humanos que debieron y que deben ser tratadas con dignidad. Cada una de ellas es el grito a un Estado que es deficiente en sus acciones en cuanto a violencia en contra de las mujeres se trata.

A ti padre, abuelo, hermano, tío, compañero les decimos que no están para cuidarnos. Si ustedes como hombres repensaran su trato hacia nosotras, sus privilegios, sus acciones machistas, no nos estarían asesinando como lo hacen no nos violentarían de ninguna forma. No necesitamos que sean protagonistas o figuren en nuestras marchas, necesitamos que sean protagonistas en sus propios espacios y con ustedes mismos. Les invitamos a reflexionar, a preguntarse ¿por qué nos “deben cuidar”? ¿De quién nos “deben cuidar”? ¿Qué les hace pensar qué ustedes tienen el papel de “cuidarnos”? ¿Qué es lo que realmente está ocasionando nuestras muertes? Porque está claro que no es nuestra forma de vestir, que no es nuestro color de piel, no es nuestra preparación académica, no es nuestra edad, no es la zona donde vivimos, no es nuestra personalidad o nuestra manera de pensar, no es el poco temor a leyes con penas más fuertes.

¿Qué están haciendo ustedes para que desde su individualidad esto cambie? ¿Cuál es su proceder cuando ven que sus amigos o familiares nos violentan, se burlan de nosotras, nos minimizan, nos hacen piropos que no pedimos, cuando en el trabajo nos pagan menos por hacer lo mismo? ¿Por qué se burlan de nosotras cuando les decimos que tenemos miedo, cuando decimos que nos sentimos inseguras? ¿Por qué nos deben decir cómo vestir? ¿Por qué nos culpabilizan de nuestras propias muertes? ¿Por qué desconfían de nosotras cuando les decimos que papá, abuelo, hermano, tío, primo nos están abusando?

Cada día nos levantamos con miedo a vivir en nuestros propios hogares, a no regresar a nuestras casas, por miedo a encontramos o vivir con un hombre que nos hace/ haga daño.

Aun así, debemos hacerlo porque tenemos que vivir, porque soñamos e insistimos en tener esperanza en que esto pueda cambiar, en que ustedes puedan cambiar, en que nuestras voces y las de nuestras compañeras asesinadas sean escuchadas y no oídas.

Por eso salimos a las calles, a protestar, exigir, reclamar, porque queremos libertad, paz y una vida libre de violencia. Les exigimos que nos respeten, somos seres humanos y debemos ser tratadas con dignidad. Quizá los privilegios que les da este sistema patriarcal y capitalista no les hagan ver la violencia que ejercen sobre nosotras, pero les decimos ¡ya basta!, no queremos que nos cuiden, queremos que no nos abusen, que no nos violenten, que no nos maten.

Allison, Justina, María Trinidad, Grettel, Luany, Karolay, Luisa no las olvidáramos y exigiremos justicia por ustedes y cada una de las mujeres asesinadas, a todas las mujeres sepan que ustedes y sus familias no están solas.

Les abrazamos con el corazón en resistencia.

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