La noticia de que a Allison la mataron, que la mató un hombre que la vio como un objeto desechable y no como persona, nos duele, nos duele a muchísimas personas, propias y extrañas, nos duele el dolor de su familia y nos duele el miedo que nos infunde.
Ante esto, en redes sociales, varias personas vimos como se viralizó, una vez más, poner en la foto de portada “Nací para ser libre, no asesinada”. Esto es una forma más que las mujeres tenemos para expresar nuestro dolor colectivo y alzar nuestra voz para que no pase de nuevo, para concientizar; mujeres abiertamente feministas como aquellas que no se identifican como tal, estamos dolidas, así como tenemos miedo, furia y hartazgo a la vez, y necesitamos expresarlos ante hechos como el de Allison.
Sin embargo, algunos hombres, unos con buenas intenciones, empezaron a usar un marco en sus fotos de perfil que indica “Nací para cuidar a la mujer, no para violarla ni matarla”. Las mujeres NO necesitamos que nos cuiden, simplemente queremos que nos dejen vivir en paz, que confronten a sus conocidos que no lo hacen y ejercen violencia contra nosotras. Además, que trabajen sus masculinidades hacia sanarlas.
La posición de que nos “cuidan” además de innecesaria no es para nada reivindicatoria en favor de nosotras, más bien es profundamente paternalista. El que nos “cuidan” tiene raíces complicadas, de seguir “tutelando” nuestras vidas y nuestros cuerpos, de seguir haciendo con nosotras lo que consideren “mejor” y lo que nosotras queremos sigue invisibilizado. De tutela o cuido requiere una persona que no se puede valer por sí misma, como una niña o niño pequeños. Las mujeres (sí, en plural) lo único que queremos es que se nos trate como personas, que se nos respete nuestra libertad.
Además, resulta necesario decir que no solo se nos violenta con violarnos o matarnos. Cuando incumplen los acuerdos afectivos con sus parejas estables o casuales, nos violentan. Cuando nos tratan como menos en los trabajos, nos violentan. Cuando no pagan la pensión alimentaria o no se hacen cargo de sus hijos e hijas, nos violentan. Cuando recargan todas las tareas de la casa y de cuido, nos violentan. Cuando nos gritan “piropos” en la calle, nos violentan.
Les exhorto a cuestionarse individual y colectivamente sus masculinidades, sánenlas, creen grupos entre ustedes para conversar sobre esto. El protagonismo ante un femicidio no es de ustedes, no se trata de ustedes, se trata del dolor de la familia, de las amistades de esa mujer; así como el dolor y la ira colectiva de nosotras las mujeres.
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