Se está generando un cambio profundo en los seres humanos volviéndonos seres con una relación más estrecha con la tecnología, donde cada día la tecnología está más presente en diversos aspectos de nuestras vidas. Esto se desprende de encuestas como las realizadas por Nielsen en el 2016 donde nos indican que el 40% de los latinoamericanos han comprado via online algún artículo, o bien el 80% de 378 mil usuarios de internet en América Latina están conectados por celular.

Hoy se puede decir que muchas personas les esta llegado el trabajo a sus celulares donde pueden ofrecer servicios de transporte como es el caso de Uber, poner a disposición una propiedad para ser alquilada, vender productos a través de redes sociales o incluso ofrecer servicios profesionales por hora.

De acuerdo con un estudio realizado por la consultora Mckinsey nos indica que el 27% de los trabajadores en Estados Unidos y Europa forman parte de esta nueva tendencia, En el caso de Estados Unidos una encuesta realizada por el Sindicato de Freelancers y la organización Upwork determinó que 55 millones de personas trabajan por cuenta propia.

La economía Gig se ha desarrollado cada día más por las nuevas tecnologías disruptivas que están cambiando los modelos tradicionales de hacer negocios y que incluso hacen difusas las tradicionales fronteras que han existido entre los países y de legislaciones que no le siguen el paso a la tecnología.

De acuerdo con el Fondo de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (FOMIN) se espera que la económica colaborativa a nivel mundial crecerá de 14mil millones en el año 2014 a 335 mil millones de dólares estadounidenses para el 2025 esto nos indica la importancia que tomarán estos nuevos modelos de hacer negocios y de trabajar.

Además, estas nuevas formas de trabajo están muy acorde con las nuevas generaciones donde se valora aspectos como una mayor calidad de vida, independencia laboral y servicios que estén más relacionados con su estilo de vida.

Sin embargo, estas nuevas formas de empleado representan nuevos retos para los países y para el bienestar de las personas por lo que nos plantear las siguientes situaciones:

  • Al ser auto empleados no regulados ¿cómo estas personas contribuyen a los servicios de salud porque en el algún momento necesitarán de los mismos?
  • Al ser servicios digitalizados y que muchas veces incluso no se encuentran dentro del país ¿cómo se les cobrará impuestos que contribuyan al progreso del país, considerando el nuevo principio tributario que se debe gravar donde se genera valor?
  • ¿Cómo los legisladores regularán estos servicios ya que en muchas ocasiones no calzan en los conceptos tradicionales?
  • ¿Qué responsabilidad tendrán las empresas que ponen a disposición las plataformas con sus colaboradores ya que rompen con la tradicional relación laboral?

Es claro que las economías colaborativas tienen grandes oportunidades, pero a la vez implica grandes retos por lo que es importante que los gobiernos formen comisiones que analicen y busquen un sano equilibrio entre regulación y oportunidades de trabajo, donde no se precarice el concepto de trabajador, pero se puedan generar estas nuevas fuentes de ingresos. Todo lo anterior desencadenado con esta crisis sanitaria la cual ha acelerado la cuarta revolución y simplemente ha dejado claro que, si se podía muchas cosas, pero que existía una resistencia a estos cambios, pero hoy siete de cada diez empresas siguen operando con normalidad por el teletrabajo, algo lógico en un país donde las empresas de servicios son muchas.

No obstante, lo anterior deja como se señaló, muchos retos para esta nueva normalidad y un ajuste de múltiples leyes.

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