Tras la propuesta del gobierno al FMI, el expresidente Oscar Arias llama extremistas a Eli Feinzag y Juan Carlos Hidalgo, columnistas regulares del diario La Nación, por su oposición a más impuestos. Imagino que lo mismo pensará de otros escritores como Luis Mesalles, Dennis Meléndez u otros que han mostrado oposición a seguir cargando a la clase productiva con las consecuencias de una mala administración del estado.

¿Son Eli y Juan Carlos extremistas? Sin duda ambos columnistas son de corte liberal, inclinados a un estado más eficiente, y abogan por una simplificación tributaria. Sin embargo, sus columnas siempre han reflejado moderación, y cuando las circunstancias así lo ameritaron, consintieron en aprobar más impuestos, como el Plan Fiscal del 2018. Veamos:

El 28 de octubre del 2018, antes de la aprobación del plan fiscal, en su artículo "La reforma del día después" Eli Feinzag nos urge a pensar en las reformas posteriores al trámite del nuevo paquete de impuestos. No sin antes admitir que era necesario aceptar el trago amargo de las medidas de emergencia y que "…el paquete fiscal [era] la carta de presentación que Hacienda necesita[ba] para captar los recursos requeridos para mantener la barca a flote".

Juan Carlos Hidalgo, aunque nunca le dio el espaldarazo a la reforma fiscal del 2018, sí hizo sendas propuestas para mejorar la recaudación del discutido nuevo IVA en "Con el IVA hemos topado" del 26 de agosto del 2018. Además, hizo sugerencias sobre el impuesto corporativo en "Deficiencias del impuesto corporativo" del 19 de agosto del mismo año. Tampoco fue mezquino en llamar a cerrar filas con el gobierno ante el desafío que representaban las huelgas contra el plan fiscal, "Institucionalidad en juego", del 16 de Setiembre del 2018.

Entonces, no es que ambos escritores sean tan extremistas para abrazar el discurso anti-impuestos sin pensar en las consecuencias, sino que, ya hemos pasado una y otra vez por ahí: se pide al sector productivo aceptar más impuestos, con efímero o casi nulos esfuerzos para contener los gastos del Gobierno, mientras que se nos da atolillo con el dedo mediante promesas de futuras reformas del Estado. ¿Son extremistas por oponerse a que la renta corporativa de Costa Rica sea la más alta de los países de la OCDE? O que ¿se nos triplique el pago de bienes inmuebles? O que, ¿paguemos una sobretasa en transacciones bancarias, aun cuando sean para pagar impuestos? No lo creo.

El mayor problema de las declaraciones del expresidente Arias es que muestra su aprobación a más impuestos cuando dijo "...no aceptar nuevos impuestos no es admisible para mí". Esto sumado a la tibia reacción de Laura Chinchilla, dejan entrever la verdadera posición del liberacionismo. También en una entrevista el viernes pasado en CRHoy, Carlos Ricardo Benavides emplaza a Pedro Muñoz y prácticamente lo llama "negacionista" del déficit fiscal por sugerir reactivación económica en vez de impuestos para combatir esta coyuntura.

Esto es de especial importancia, porque durante esta legislatura, los proyectos en la Asamblea Legislativa han avanzado o se han estancado prácticamente por el acuerdo del PLN con la facción oficialista, y si por la víspera se saca el día, nos da la impresión de que, con unos ajustes cosméticos al nuevo plan fiscal presentado por el gobierno, los diputados liberacionistas cederán a más impuestos.

No debemos permitir que esto suceda, ya que, durante el 2018 el sector privado, los analistas y economistas "más extremos" (según Oscar Arias) cedieron ante más impuestos para darle su voto de confianza al gobierno. Aceptaron las promesas de una aplicación estricta de la regla fiscal y creyeron en la voluntad de empujar proyectos como empleo público en el 2019 y reforma del estado en 2020, el desenganche salarial, impuestos a cooperativas, etc. Promesas incumplidas.

No es posible que estemos en esta discusión nuevamente. Es el turno del Gobierno. Esta vez, el mayor ajuste debe venir del lado del gasto.

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