El problema principal de la economía costarricense no reside en el déficit fiscal, ni en el desempleo, ni en las secuelas de la pandemia… reside más bien en su diseño mismo. Nuestra economía está basada en el consumo en lugar de basarse en la producción.

Prueba de ello la tenemos cuando vamos a gestionar un crédito para nuestros emprendimientos. Sobran los papeles, los certificados, los análisis, las entrevistas y los “noes”. Sin embargo, cuando queremos adquirir cualquier artículo suntuoso, sobra el crédito. Por ejemplo, cuando queremos comprar carro nuevo, tenemos decenas de opciones financieras y facilidades.

Entonces, para empezar, es necesario que exista una banca de desarrollo verdadera, una que impulse más a la producción que al consumo. La plata existe, lo que hace falta es voluntad política para que la misma llegue a manos de los emprendedores en lugar de a manos de los consumidores.

A la vez, debemos utilizar nuestras instituciones para lo cual fueron concebidas, para el desarrollo de nuestro país. Las instituciones no son un fin en sí mismo, son tan solo una herramienta más para procurar el bienestar de los costarricenses. Por ejemplo, empresas como el ICE deben mirar hacia el año 1949 y recordar cuáles son sus objetivos principales, entre los cuales destaco el siguiente:

“c) Promover el desarrollo industrial y la mayor producción nacional haciendo posible el uso preferencial de la energía eléctrica como fuente de fuerza motriz y de calefacción, y ayudando por medio de asesoramiento y de la investigación tecnológica al mejor conocimiento y explotación de las fuentes de riqueza del país.”

Para cumplir con este objetivo específico, propongo que el ICE procure que las empresas de alto consumo puedan acceder a la tarifa de alta tensión, ya sea a través de la construcción de subestaciones dedicadas de manera exclusiva para su uso y por medio de convenios entre industrias y el ICE, de manera que puedan acceder a dicha tarifa a través de infraestructura ya instalada, a cambio del reconocimiento de la inversión hecha por el Estado. Para el caso de la pequeña y mediana industria, el ICE y las demás empresas eléctricas, en lugar de estar atravesando cada vez más obstáculos, deberían acercarse a las pymes y diseñar, planificar y construir de manera conjunta, soluciones energéticas muchos más baratas, como lo son los sistemas de energía solar y baterías. Esto sería, creo yo, más beneficioso para el país que invertir recursos públicos en cocinas de inducción y promocionarlas luego en programas culinarios.

Creo también que el ICE tiene una oportunidad de hacer muchos más proyectos de inversión en el área de telecomunicaciones. Esa oportunidad pasa por la combinación de los dineros ociosos de Fonatel, la infraestructura ICE de telecomunicaciones y la experticia de su personal en el ramo de la gestión de proyectos. El ICE debería llegar a tocar las puertas de Sutel con proyectos específicos, que busquen mejorar la situación actual de lugares del territorio con problemas de cobertura celular y de fibra óptica. La Sutel debería conceder esos proyectos directamente al ICE, sin necesidad de concurso. Incluso la competencia gana con ello pues ésta no parece interesada en el desarrollo de infraestructura, sino en participar directamente en el mercado de servicios, mismo que se vería ampliado con los proyectos mencionados. Eso sí, se debe invertir estos dineros públicos única y exclusivamente en territorios cuya población esté hoy marginada y abandonada a su suerte.

Por otra parte, si se desea una reactivación económica, el Estado necesariamente debe participar activamente a través de la inversión pública. Según noticias recientes, existen muchos préstamos a entidades estatales que hace años duermen “el sueño de los justos”. Eso debido a la incapacidad e incompetencia de las administraciones de dichas entidades. Propongo que Casa Presidencial reclute dentro de las instituciones públicas a personal capacitado en la gestión de proyectos y que conforme con ellos un equipo de trabajo que se encargue de supervisar la ejecución de los programas y proyectos que están atascados. Si no encuentran a nadie capacitado en el sector público, pues que los busquen en el sector privado. En esto lo importante es que las personas seleccionadas tengan amplia experiencia en la gestión de proyectos de gran envergadura y que sus resultados hayan sido sobresalientes. Ojo, no se debe nombrar en estos cargos estratégicos a asesores sin experiencia alguna, ni a corruptos, ni a ineptos.

En cuanto a nuevos impuestos, me pregunto… ¿ya tenemos las herramientas necesarias para cobrar adecuadamente los actuales? Todos conocemos la respuesta a esta pregunta. Pues hagamos algo al respecto ya mismo. Si los jerarcas actuales de Hacienda no han sido capaces de cobrar adecuadamente los impuestos, pues cambiemos esas jefaturas. Si Hacienda no cuenta con suficientes herramientas para gestionar los cobros adecuadamente, pues démoselas de inmediato.

Por último, y por si no se han dado cuenta, les informo que todas las economías del mundo están en problemas, tal cual sucede luego de una guerra importante. Por ello es sano que repasemos un poco de historia. Veamos, por ejemplo, que hizo Alemania en los tiempos de postguerra y adoptemos aquellas medidas que pudieran ser beneficiosas para nuestro caso particular.

Todo lo anterior se puede hacer sin tener que pensar siquiera en la posibilidad de tener que hipotecar el futuro de nuestros, hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Si después de hacer esto aún tenemos problemas que resolver, pues nos sentaremos a negociar con quien sea, procurando eso sí que lo que se acuerde. afecte menos a los que menos tienen y más a los que más tenemos.

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