Pasa de nosotros ángel de muerte, como ya lo has hecho antes, te cebas en los más vulnerables, pero no distingues, no tienes agenda moral. No sos la primera plaga que ha venido, ni te vas a quedar. En el cuarto viaje de Colón, nació esta idea que llamamos Costa Rica. Tierra de inmigrantes, nativos, mezcla, fusión, somos más de lo que pensamos, porque lo que imaginamos define nuestras fronteras.

En cada lora que vuela, por cada rincón de honradez, estás viva, no te vas a derrumbar. El carretón de la chatarra, las melodías que nadie más escucha y te hacen vibrar. Los copos, la inocencia impoluta. Las canchas abiertas. Costa Rica estás lastimada, tus hematomas son violetas como un atardecer violento, pero ninguno de tus hijos vamos a abandonarte.

Son tiempos de naufragio en el mar de la incertidumbre, los valientes son los que siguen con miedo. Suelo ser racional, pero hoy escribí esta carta de amor, porque sos mi raíz, y esto también pasará.

Sueño con la sabana guanacasteca, el caribe coco esmeralda, la ciudad en movimiento, Cartago señorial; te abrazo con esperanza mi Costa Rica seminal.

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