Ya casi completamos el primer semestre de la vida en pandemia. La lista de preocupaciones que hemos ido sumando sigue ampliándose. Más allá del inminente riesgo de enfermarnos de COVID-19 la afectación a nuestra salud emocional y mental ha sido inevitable. Economía, empleo, la lista de angustias no es menor. A todo esto, ¿cuál es la respuesta de las autoridades?

Es muy poco lo que podemos hacer con respecto a las decisiones del Gobierno: ya lo he dicho, ya lo dijeron muchos, lo sabíamos todos: las decisiones —de hoy— se tomaron desde las urnas. A la hora de votar no deberíamos tomar las decisiones desde el plano emocional, pero así lo hacemos siempre. Los resultados de HOY usted, sí, USTED, los decidió. Igual, no voy a ser injusta, ningún gobernante esperó la pandemia y probablemente ni el más capacitado estaba listo.

Sin embargo, hay que tener un nivel de asesoría élite para poder hacerle frente a toda la problemática. Satisfactoriamente, tenemos un excelente ministro de Salud y un sistema de salud que se encontraba “algo” preparado para enfrentar la pandemia. El problema principal lo tenemos garantizando la contención de los picos y disminuyendo el riesgo de muerte.

No obstante, la COVID-19 nos toca en materia económica y en ese apartado no estamos respondiendo de la forma correspondiente, pero les pregunto: ¿Hay alguna otra forma de hacerlo?

De acuerdo con la edición de junio de 2020 del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial (BM), esta podría ser la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentan una disminución del producto per cápita. Si queremos hablar de números, conforme al estudio, la economía mundial se reducirá en un 5,2% según los datos del BM, lo que equivale a un 7% en economías avanzadas o primer mundo y un 2,5% en economía emergentes.

Los datos son preocupantes y hacen prever un crecimiento de la pobreza, no solamente en nuestro país, sino de forma globalizada. De nuevo cabe la pregunta: ¿Cuál es el camino para contrarrestar este panorama?

Ha sido un tema repetitivo, lo han mencionado gurús, bloggers, músicos, religiosos… Ni el frente económico, ni el sanitario saldrán adelante sin una fuerza de cooperación colectiva e internacional, el problema es común, global, de todos. Se debe proteger a las poblaciones vulnerables, intercambiar medidas útiles para mitigar el impacto del virus, en fin, compartir aprendizaje para combatir la pandemia.

A pesar de la individualidad en la que todos nos creíamos inmersos, la pandemia nos ha venido a demostrar que tenemos que superar este trance en colectivo y que es a partir del trabajo en equipo y la empatía que se va a poder manejar antes de que la humanidad logre dar con una vacuna.

Parte del aprendizaje, es que los gobiernos - y especialmente el nuestro- reconozcan que deben maniobrar fiscalmente para evitar que muera la economía y que mueran las empresas. Se deben de buscar condiciones de financiamiento que permitan obtener impulsos adicionales si la pandemia se extiende un plazo mayor del previsto.

La entrada en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) puede permitir medidas que ayuden a mejorar la transparencia fiscal, la recaudación y a que el país sea transparente en cuanto a sus compromisos financieros, a fin de que pueda tomar medidas adecuadas para que se genere un ambiente de inversión propicio que atraiga nuevos negocios, además del turismo.

Este no es un momento para pensar en campañas políticas, es un momento para reconocer que el trabajo pendiente es tarea de todos y el enfoque es claro. Las trabas innecesarias por intereses absurdos deben censurarse y el enfoque del Ejecutivo como del Legislativo, no debe ser otro más que sacar el país adelante.

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