Sé perfectamente que este título ya le causó alergia a muchas personas. En mi carrera me dedico, día a día, a pulir mensajes para que puedan ser lo más digeribles y atractivos para las audiencias de mis clientes, pero hoy no puedo escribir como comunicadora profesional, hoy escribo como mujer. Hoy escribo como mujer enojada, mujer desesperada.
El mensaje que quiero transmitir es directo y es simple, y es para los hombres, incluso los hombres liberales, solidarios y feministas. Hombres: a las mujeres nos están golpeando, abusando, y matando. Todos los días. Todos y cada uno de los días del año, y de todos los años. Por favor, ayúdennos.
Edúquense por su propia cuenta
Hombres: si ustedes aceptan que existe un privilegio, entonces edúquense al respecto. Y no estoy hablando de sentarse a hablar con mujeres para entender su experiencia de vida. Eso está muy bien y es muy bonito, pero sigue poniendo en nuestros hombros el peso de explicar una realidad que está muy bien documentada por personas con muchos más datos y facilidad de palabra que muchas de nosotras. La información está ahí y es muy fácil de encontrar, edúquense. Basta de pedirnos que expresemos nuestro dolor, frustración y enojo en términos que ustedes puedan comprender, que los inspiren a ser aliados, pero que no los hagan sentirse juzgados y ofendidos.
Cuando se le pide a una mujer que verbalice y visibilice de forma convincente la discriminación sistemática, la violencia de género implícita y explícita, y el sistema que perpetúa la injusticia, se le está poniendo un peso enorme sobre los hombros. Esa mujer, efectivamente, nos representa a todas. Y si no hace un trabajo impecable en el tiempo que generosamente le es donado, el hombre probablemente se da la vuelta pensando que él ha hecho un esfuerzo, que él se sentó e hizo preguntas y puso lo mejor de su parte, pero que los argumentos sencillamente no lo convencieron.
No, sentarse a ser persuadido, a ser seducido por los argumentos, no es suficiente. Hombres, si ustedes aceptan que hay un problema, hagan la tarea y edúquense, dejen de poner en nuestros hombros la tarea de ser sus maestras. Edúquense sobre cómo funciona su privilegio y sobre cómo pueden ayudar a desmantelarlo.
Conecten con la realidad
Sí, ya sé. Usted no es ni violador, ni sexista, ni abusador. Usted es de los buenos y está harto de que las mujeres, o por lo menos las feministas irracionales, pinten a todos los hombres con la misma brocha. Hoy quiero pedirle que haga el favor de poner su ego de lado, literalmente por el bien de la humanidad, y se dé cuenta de que el mundo no gira a su alrededor. Que las mujeres expresemos nuestra furia hacia la violencia que nos infringen los hombres, no significa que estemos hablando directamente de usted.
Si usted acepta que vivimos en un sistema en el que las mujeres viven expuestas a discriminación y violencia 24/7, entonces está aceptando que hay un privilegio que beneficia a los hombres. Los hombres viven en una realidad distinta —y mejor— que la de las mujeres. Independientemente de que la mayoría de los hombres son personas maravillosas, en general decentes y respetuosos con las mujeres, todos y cada uno de los hombres viven amparados bajo una maravillosa sombrilla de privilegio, y se beneficien de ella. Y esa es la brocha gorda, la brocha con la que no podemos dejar de pintar a todos los hombres, hasta que no se arregle este desastre.
Reconcíliense con el feminismo
Una vez alguien me dijo que la mente es como un paracaídas, si no está abierto, no funciona. Hombres, yo les aseguro una cosa: si realmente hacen la tarea y se educan y leen e investigan con la mente abierta, van a dejar de sentir agruras cada vez que oigan la palabra “feminismo”. Con el tiempo, van a identificarse como feministas, ojalá incluso lo digan abiertamente. A nadie le gusta que le digan que es el malo de la película, y menos cuando se vive tratando de ser buena persona, pero si usted es hombre y no está usando su voz y su privilegio para desmantelar el sistema que oprime a las mujeres, es parte del problema. Cuando empiece a usar su plataforma como una herramienta para transformar el mundo y hacerlo un mejor lugar para hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas, transgénero, LGBTQ+, todas las etnias y toda la maravillosa diversidad humana, usted también será feminista.
Corregir un desbalance social como este no se trata únicamente de darle voz a los oprimidos. La voz de los que se benefician del privilegio, lo hagan consciente o inconscientemente, también tiene que ser escuchada. Hombres, dejen de ser aliados pasivos de la lucha feminista. Su voz importa, e importa muchísimo, pero su discurso es lo que tiene que evaluarse, educarse, enriquecerse, y cambiar. Dejen de ver los toros desde la barrera, porque nos están matando, y ustedes lo están observando. En esta lucha tenemos que ensuciarnos todos.
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