La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, durante un foro virtual mencionó la frase: “Mi mensaje es: gastar, gastar, gastar. Por favor gasten tanto como sea posible”. Externando la necesidad del milagro del gasto para salir de la crisis en que nos encontramos.
El mundo se encuentra en la recesión más aguda desde la Gran Depresión de 1929, por lo que, la mayoría de economistas conocen la importancia del gasto público para cambiar la tendencia critica de la economía. Sin embargo, existen dos elementos que imposibilitan a una serie de países la aplicación de estos mecanismos dinamizadores: el alto déficit y deuda pública. Convirtiéndose el mensaje de la directora del FMI para aquellos países con situaciones fiscales sólidas, no para todos.
En Costa Rica, el pensamiento económico dominante —keynesianismo— nos ha convertido en el claro ejemplo de lo que no hay hacer en momentos de crecimiento económico sostenido; gastar, gastar y gastar; en lugar de ahorrar, ahorrar y ahorrar para poder aplicar las políticas promovidas por la directora Georgieva en momentos de crisis.
Costa Rica ha gastado por más de una década, y los resultados económicos son los que tienen al país a la vuelta del default. Ante esto, surge la pregunta: ¿Es el gasto el único dinamizador de la economía? La respuesta es simple: no. Existen políticas económicas más allá del crecimiento a partir del gasto público. Medidas de apertura de mercados, mayor apertura comercial, disminución del costo de vida y producción, desregulación de precios, aumento de la competencia y de la más importantes, unas finanzas públicas saludables; pueden llegar a generar un crecimiento tanto a corto como mediano y largo plazo.
El ajuste presupuestario puede ser de las medidas de reactivación económicas más importantes, pero más invisibles para un sector de economistas. El caso de Costa Rica es claro, el ajuste llegará tarde o temprano y el mecanismo correcto se encuentra en los recortes del gasto público. El aumento del gasto público únicamente nos dará una visión de crecimiento a corto plazo, el cual tendrá su fin al no poder mantenerse de manera sostenida. Por lo que, las implicaciones de aumentar el gasto únicamente generarán un ciclo vicioso en que el déficit, la deuda y la perdida confianza del inversor y consumidor son cada vez mayor.
Si bien es conocido, los recortes en el gasto público son recesivos al corto plazo, el ajuste fiscal por medio de la reducción del gasto público impactará de manera positiva la producción (PIB) al mediano y largo plazo mediante las implicaciones de unas finanzas públicas sanas y su efecto sobre la confianza del productor y consumidor, cambiando de la perspectiva recesionista en que se encuentra con altos déficit, a una perspectiva de expectativas positivas que incentiven la inversión y consumo privado en la economía.
Gastar por gastar no funciona al mediano y largo plazo, la experiencia propia lo recuerda. La situación fiscal impacta elementos fundamentales para el crecimiento económico como lo son las expectativas, de no crear confianza el aumento del gasto público únicamente generará un crecimiento de fantasía al corto plazo que tarde o temprano acabará.
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