Sin tapujos, el mejor surfista hispanoamericano del 2019, Carlos Muñoz Herrera, conversó con LaJornada.cr sobre dos momentos que marcaron su vida: la xenofobia vivida en su infancia y la decaída de su carrera a raíz de la fiesta. Con 27 años encima y dos hijos a los que ama con locura, el atleta nacional responde a las preguntas con madurez y consciente que las caídas no tienen por qué ser definitivas.

Siempre soñé conocer el mundo y fue gracias al surf que lo logré".

Debo aceptar que la edad del protagonista me sorprende porque desde que tengo consciencia, he visto a Muñoz en la élite del surf nacional. Esta percepción se la adjudico al hecho de que empezó a ganarlo absolutamente todo con 16 años.

Nunca olvidaré una visita que hice a la tienda del "shaper" (creador de tablas de surf) Carton Villalobos por la pequeña fotografía que tenía pegada frente a su establecimiento, a las afueras de Jacó centro. Pese a estar un poco movida, la imagen mostraba a un niño flaco, con el pelo despeinado y una sonrisa de oreja a oreja. Acaté por preguntarle a Villalobos quién era:

¿Cómo no lo reconoce? ¡Di el mejor surfista que ha parido esta tierra! Es Carlitos estrenando su primera tabla".

Doña María del Carmen Herrera trabajó en un supermercado de Esterillos para ahorrar $50 y poder comprarle aquella tabla usada a Carton. Su hijo se lo agradeció con un abrazo y la promesa de representar, algún día, a la selección nacional de Costa Rica.

Carlos Muñoz nació en Granada, Nicaragua el 28 de enero de 1993. Cuando el niño tenía un mes de nacido, su madre pasó la frontera en búsqueda de una mejor vida en San José, Costa Rica. Las cafetales de Aserrí vieron crecer a un niño travieso y de vez en cuando, un poco desobediente.

Con cierta timidez, Cali confiesa que él añoraba ser costarricense para que no lo trataran mal. "No eran todos" me dice para bajarle el tono a la tristeza de un niño que recibía insultos como: "Paisa", "¡Oh nica este!" y "Nica regalado"

Claro que sufrí xenofobia. La gente me decía esas palabras cuando se enojaban conmigo o en la escuela con los compañeritos."

A los 7 años, Muñoz partió hacia Nicaragua con su padre. En el país vecino, vivió durante dos años y los comentarios xenófobos tampoco faltaron. En son de broma, me dice que no entiende porque todos los país se ciñen tanto en pelear.

Vea el trato de los estadounidenses a los mexicanos. Cuando yo estaba en Nicaragua, también me decían "tico regalado" y me pedían que me devolviera a Costa Rica."

En el año 2002, se montó en un bus y regresó al país del que se enamoró, pese a los comentarios negativos. Su madre se fue para Esterillos Oeste para buscar mejores oportunidades y por ende, la visita al centro de San José solo resultó un transbordo a otro autobús que lo llevaría aún más lejos.

Aquel niño de 10 años, miraba las ventas de frutas por la ventana y no podía creer que ese día conocería el mar. Se bajó en la terminal de Jacó, caminó unas cuantas cuadras y lo vio. Imponente, magnífico, hermoso...el lugar donde su vida daría un giro para siempre.

Yo no tenía plata para comprar una tabla y fue gracias a mi amigo Danny Bishko que aprendí a surfear"

Los padres de Danny Bishko tenían un supermercado en Esterillos. En ese establecimiento trabajaba doña María del Carmen y jugaban Danny, Cali y Alberto Muñoz, el hermano menor y gran cómplice en la carrera del protagonista de esta historia.

La familia Bishko tenía tablas de surf y de vez en cuando, prestaban este implemento a los hermanitos Muñoz. Desde la primera ola, se notaba que lo traían en la sangre, bastaba con verlos pararse en la tabla o la irreverencia que mostraban al remar.

Fotografía de: Agustín Muñoz.

Recuerdo que en aquella época el surf no lo apoyaban como un deporte. Teníamos que ir de hotel en hotel pidiendo patrocinios para competir en los Circuitos Nacionales."

El talento de Carlos estalló. Con tan solo 16 años, ya le ganaba finales a figuras consolidadas como Gilberth Brown o Diego Naranjo. El ascenso era imparable, al punto que Volcom y Red Bull (dos de las marcas más reconocidas en los deportes extremos) se fijaron en él y le ofrecieron un contrato de patrocinio a los 18 años.

A partir de este hito, el apodo "Cali" empezó a sonar en toda América Latina. El "melenudo" empezó a competir en las paradas del clasificatorio de la Liga Mundial de Surf (WSL) y gracias a un "Wild Card", otorgado mediante una votación web, se convirtió en el primer hispano en una parada del Tour Mundial de Surf (la competencia más importante a nivel mundial).

Ese día vencí al mejor surfista del mundo (el brasileño Gabriel Medina) y me di cuenta que yo sí podía estar en la grandes ligas. (...) Sin embargo, también acepto que mi carrera en esa época empezó a caer poco a poco porque me dejé influenciar."

Este punto de la entrevista es complicado para "Cali" y se nota en su mirada, es difícil aceptar que tenía todo para tocar la gloria y su carrera se empezó a quedar en una zona de confort. Muñoz empezó a seguir surfistas que estaban más preocupados por el tamaño de la fiesta y no, por la importancia de dormir para ser competitivos en cada heat.

Estaba entre la fiesta y competir, si ganaba salía de fiesta y si perdía, también. Me estuve yendo por un mal camino que afectó mi rendimiento en el agua."

El rendimiento trajo sus consecuencias y en 2018 empezó a perder sus principales patrocinadores. Este complicado bache coincidió con el nacimiento su hija Leah y un acercamiento más profundo a Dios, dos bastiones que no lo dejaron caer y lo empujaron a darle un nuevo respiro a su vida.

Perdona Dios mío por desperdiciar el talento que me diste, le dije en una oración. (...) Ese día me quebré y empecé a buscar un nuevo sendero para mí."

Carlos dejó atrás la noche y empezó a compartir más tiempo con su esposa Tamara Futch. La inserción del surf en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2021 también le abrió un portillo para obtener apoyo gubernamental y  darle un giro más profesional a su carrera a partir del trabajo con preparadores físicos del Comité Olímpico Nacional.

ChocoFrutas y Scotiabank le dieron valor a su cambio de actitud y le tendieron una mano. El rendimiento empezó a subir otra vez y la mejor versión de Muñoz dijo presente en 2019. Cali protagonizó su mejor temporada (#22) en el clasificatorio de la Liga Mundial de Surf (10 años de participaciones consecutivas) y se quedó a una cuantos puntos de la clasificación al Tour Mundial 2020 (ningún surfista hispano lo ha logrado).

Estuve tan cerca el año pasado. Es el sueño de toda mi vida y casi lo logro, sin embargo, acepto que fue una buena oportunidad para recordar que sí puedo, otra vez".

Al consultarle por esa experiencia, Muñoz se ríe y acepta que a veces no entiende a ciertos jueces del extranjero. En abril de este año, el surfista se convirtió en papá otra vez y recordó que, pese a la pausa de este año, la vida siempre nos da motivos para ser mejores surfistas, trabajadores o personas.