Escazú, Costa Rica. Me recibió en su hogar y al abrirme la puerta, me enteré que estaba observando partidos antiguos de la universidad de Indiana Tech. Precisamente ahí estudia y juega en la actualidad, contexto del que supuestamente ¡está de vacaciones! Impactado al inicio, pero acostumbrado al final de la conversación...me enteré que todo forma parte de su esencia.

Me dice “marico” y no para de mover la pierna. Un tanto distraído, empieza a contar su historia desde su natal Venezuela. Era (¿es?) un niño inquieto al que llevaban a clases de tenis, deporte que a la postre no logró calmar su energía y lo llevó hasta los comunes diamantes de béisbol.

Desayunaba, almorzaba y cenaba la disciplina, por lo que naturalmente se enamoró. Amor suficiente para no importar la migración de sus padres en 2006 y buscar en “la desconocida Costa Rica”, un lugar donde les apasionara el béisbol tanto como a él.

Entre risas, acepta que no fue fácil y solo en Santo Domingo encontró su lugar. La pasión de la leyenda Mauricio Alpízar (¿recuerdan el contextualizando?) fue la clave para quedarse por más de diez años y ver a la asociación como el sitio al que le debe todo. 

-¿Y desde niño sabía que era lo suyo?

-Para mis padres el estudio es sagrado y siempre lo vimos como una oportunidad para la universidad. Sin embargo cuando viví los Juegos Nacionales del 2016, pensé que podía llegar más lejos…

-Yo estaba en el público en su debut ante Alajuela, contra Pablo Barquero recuerdo...

-¡Claro! Fue muy especial porque ese día le gané el partido a un jugadorazo como Barquero y con solo 16 años, me encantó competir y convencerme que mi nivel estaba para más. 

En 2018, el hambre voraz lo llevó hasta una pasantía de 6 meses en una academia de Florida. Experiencia fructífera porque le enseñó cómo trabajaban los equipos universitarios y de qué manera lo pueden catapultar hasta las grandes ligas. 

Al volver de la pasantía, recibió la ayuda de Santo Domingo y un manager panameño para presentar sus atestados en una plataforma de selección online para universidades estadounidenses. Bastaron pocos días para resultar un perfil atractivo para Indiana Tech, el noveno mejor equipo de toda la nación.

- ¿Y allá cómo viven? ¿Igualito a las películas? 

-(Suelta la risa) Tal cual. Tenemos un roomie, vivimos en residencias y en mi caso comparto con muchísimo estadounidense por la zona de la universidad. Es ahí donde debo sacar la riqueza del beis latino... 

Cayó la noche y el tiempo se nos acabó. Antes de despedirse, me regala chicles de beisbolista (saben muy ricos), cuenta sobre el inicio de temporada a partir de febrero 2020 (se puede ver mediante indianatech.com) y me advierte cómo debo titular su debut en grandes ligas. Sin “Venezuela” o “venezolano”, quiere: “El primer costarricense en la élite del béisbol mundial”.